Friday, March 18, 2022

Capital, ego, identidad e ideología: analizando las circunstancias de siempre con las ideas modernas.

Capital, ego, identidad e ideología: analizando las circunstancias de siempre con las ideas modernas.

Escrito por: Mario Nouel


    Tenía ganas de escribir. No había encontrado el chance, ni me sentía inspirado. Si fue writer’s block, no me frustro.

    Hay quienes dicen que en la posguerra fría los conflictos serán más por identidad e ideología que por problemáticas económicas. No lo veo así. Sin lugar a dudas, los problemas por identidades e ideologías cada vez cobran más fuerza. Algunos sindicatos estadounidenses opinan que los demócratas ya no quieren saber de ellos. Que parece que todo es gays, feminismo y reivindicación racial. Pero, ¡no tan deprisa! Allí donde surgió una Clinton, también surgió un Sanders a proponer socialismo con todas sus letras.

    De ahí que opino, en un gesto que algunos tildarán de weberiano en alusión a uno de los padres de la sociología Max Weber, que si. Que la ideología y la identidad juegan un peso mayor que nunca hoy día con los conflictos Rusia-Ucrania, China-Occidente, aquel del islamismo radical y las guerras culturales.

    Pero, vuelvo y repito, ¡no tan deprisa! El capital sigue jugando un papel y lo seguirá desempeñando hasta que desaparezca el dinero si es que algún día desaparece. Y la tendencia con las criptomonedas, que hacen posible la tecnología blockchain, es a otro tipo de dinero descentralizado en vez de a su abolición.

    ¿Qué ocasionó el conflicto Rusia-Ucrania? Dije que lo esencial de lo esencial se resume en dos palabras: OTAN y gasoducto. Rusia tiene un gasoducto del que depende en Ucrania. Por lo tanto, una Ucrania más antirusa de la cuenta atenta contra el dinero del Kremlin. Pero, algunos opinan que el “peligro” de Ucrania unirse a la OTAN era falso. Entiendo no está del todo claro que quiere Putin. Si revivir la Unión Soviética por su ego o algo por el estilo. Dice Ernesto Fadul, de hecho, que el tiene cáncer.

    Por eso, mientras escribo estas líneas invito junto al sociólogo-politólogo y, en plena transdisciplinariedad, al psicoanalista. Porque los conflictos no siempre son solo por identidad, ideología y dinero. También son por los egos de los actores. Las élites a veces hacen la historia. Decía Allende “la historia la hacen los pueblos”. Yo digo que sí, pero solo a veces. A veces las hacen las elites. Esto, por cierto, vendría siendo mi segundo gesto weberiano de este escrito.

    Mas, ojo con esto. El materialismo histórico no es para ignorarse. De hecho, miro hacia la pugna entre China y Taiwán y veo como el control del Mar Meridional para controlar las rutas comerciales juega un rol enorme. Hay quienes opinan que la condición de powerhouse económico de Taiwan hace bullir la avaricia China comunista. Taiwan, además de ser algo clave geopoliticamente, es también poderoso económicamente. Me cuesta creer que eso sea un móvil de China comunista, pero si la historia nos enseña algo es que la brusquedad no se ausenta de las acciones de grandes y pequeños.
    
     Y claro, otros dicen que el conflicto es ideológico. Que China comunista no puede tener en su tapete de la entrada una democracia capitalista pujante “porque tó lo malo se pega” y si los chinos de China comunista ven una democracia funcional se “cae el cuento”.

    Se alega que este es uno de los móviles del bloqueo en Cuba también, junto al afán de los exiliados de la revolución de recuperar bienes perdidos y evitar que los amigos más fuertes de Cuba metan sus misiles a poca distancia de Miami.

    De todo esto, quiero que nos quedemos con que los conflictos no se reducen a un solo factor. Incluso no esta de más decir que la conflictología nos enseña que los grandes conflictos son la suma de varios pequeños conflictos. Asi que, ya saben: cuando hay una gran “diferencia” en casa o en el barrio o en el lugar de trabajo, no esta de mas ver cuantas pequeñas diferencias están tras la ultima erupción de violencia.

    Aquí en el país, veo a la clase media haciendo más que cambiar su res guisada y sus Milky Way’s por mollejas guisadas y Mas Mas. Vienen tiempos difíciles. Suerte que el locrio de salami con habichuelas guisadas, plátano maduro frito y jugo natural es bien bueno. No creo que la clase media le pase factura a Luis Abinader por la crisis, pero si se la pasará si la maneja mal. Dicho sea de paso, me siento optimista ahí: creo que Luis Abinader pasará el examen con buenas notas. Entre otros factores, el manejo de INESPRE y PROMESECAL será vital.

    No obstante, y ojo pela'o con esto, están las críticas que se hacen a la gestión de su partido político: el PRM. Es esto último, entre otras cuestiones más, una herida que el tiempo sanará. Es la desclientelización de la política, y duele. Ahora bien, el PRM tiene que transformarse. Eso también dolerá.

    ¿Qué decir, entonces, del transhumanismo y la posverdad en esta coyuntura?

    Entendamos la posverdad como la información o afirmación en la que los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las opiniones y emociones que suscita. En otras palabras, refiere a circunstancias en que los hechos pesan menos que el apelo a la emoción y a las creencias ya existentes. A segun un doctor de Cambridge, es la misma mentira de siempre agigantada por redes sociales y demás componentes de la estructura comunicacional actual.

    Entendamos al transhumanismo, por otro lado, como el movimiento que propone la utilización de la tecnología disponible para trascender los límites de las capacidades humanas normales. La era transhumanista es aquella en la cual las nocosas como la información pesan más que las cosas, comparte un reconocido intelectual dominicano.

    Lo primero que me viene a la mente para analizar el mismo conflicto de siempre con ideas nuevas es que con el transhumanismo se multiplica exponencialmente la capacidad autodestructiva del ser humano. En esta época que es simultáneamente del transhumanismo y la posverdad, esta última multiplica también su capacidad mortífera cuando la analizamos a la luz de cual es su época (reiteramos, la del transhumanismo). La posverdad es la mentira mil veces mas dañina. Y mil veces mas dañina encima de eso cuando recordamos que se antojo de aparecer en la era transhumanista, aunque no esta de mas decir que sin transhumanismo quizas no existiría la posverdad porque esta depende de la tecnologia contemporanea.

    Los nórdicos que aumentan su productividad con grandes cantidades de cafeína, nicotina y psicofármacos “para tratar los TDA” son solo una faceta del transhumanismo. Controlar las luces del aposento con el simple pensamiento mediante implantes en el cerebro es, también, solo otra faceta. Si hay algo que nos distingue de las otras especies además de nuestra capacidad creadora es nuestra capacidad destructora. ¿Cómo explicar, si no, que la era transhumanista es también la epoca de la posverdad? Es sin dudas en tiempos bélicos un poderoso y más que dañino cóctel.

    Tildo la circunstancia actual, de manera casual y vulgar, de la tercera guerra mundial. Me pregunto si es una buena época para ser un humano macho de treinta años. Me pregunto tambien si los dominicanos iremos a la guerra. Y quiero traer a colación la necesidad de la inteligencia en este tiempo en el cual no debemos ver tan solo la geopolítica del globo sino también la de la mente porque, reitero, es la era transhumanista y la epoca de la posverdad.

    Uno los desafectos de la era transhumanista regida por la posverdad: el suicidio mata mas gente que el VIH, la guerra, los asesinatos y el cancer de seno a segun la OMS. Y lamentablemente, a medida que avance el transhumanismo seguirá avanzando la posverdad y esto apuntala hacia la posibilidad de que la situación empeore. Eso que es la existencia, por la que luchan con tantas fuerzas todos los seres vivos, para el ser humano es un problema. La posverdad en la era transhumanista desgraciadamente, más no sorpresivamente, agrava el problema.

    What is to be done? Como dice la Dra. Ana Maria Polo: seamos corteses y andemos con cuidado. Tanto en el mundo real como en el ciberespacio. Sepamos quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Conozcamos lo que queremos. Y leamos buenos libros, o veamos buenos videos de YouTube.com, o conversemos con buenas personas para evitar caer víctimas de la posverdad y sufrir sus nocivos efectos. Aboguemos por el buen uso de la tecnología. ¿Qué tal menos material bélico y más energía renovable?  Y eso solo se consigue con la buena política no mañosa.

    Ponderemos: ¿Todos tenemos la razón o es posible equivocarse? Hay que estar claros de la verdad, si bien es cierto también hay cosas misteriosas, en la era transhumanista regida por la posverdad. La buena filosofía, el método científico y la sabiduría perenne cobran más importancia que nunca si pretendemos tanto como individuos y colectivo no estar desanclados como un barco a la deriva. Solo así podremos recuperar nuestro sentimiento de seguridad a fin de poder autorrealizarnos como personas y como sociedad. Solamente autorrealizadonos podremos crear las riquezas que hay que distribuir bien dentro de un marco de régimen de consecuencias imparcial para el que rompa las normas de nuestra nación.

Fuentes: varias. 

 

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