Sunday, April 26, 2020

La Dispersión


 La Dispersión

“Demasiado color ciega el ojo,
 Demasiado ruido ensordece el oído,
 Demasiado condimento embota el paladar, 
Demasiado jugar dispersa la mente, 
Demasiado deseo entristece el corazón.
El sabio provee para satisfacer las necesidades, no los sentidos; 
Abandona la sensación y se concentra en la sustancia 
(Tao Te King Capitulo XII, Versión Nueva Acrópolis). 
               
           
       
   

La vida me llamó a trabajar un tema recientemente. En un inicio lo desestime. Más creo que la guía divina se manifestó para que no fuese así. Les hago la historia. 

Sucede que un día voy donde un amigo. Es un gran médico con conocimientos de psicología y, a todas luces, un hombre exitoso. Charlamos. Intercambiamos pareceres e ideas. En una, se me queda mirando. Me dice: te noto disperso. 

Inicialmente, no le di mucha mente. Había tomado un seminario titulado “Descolonizar las Ciencias Sociales” donde había aprendido que no es bueno especializarse en exceso. Le comente eso. Le dije que eso de hacer una sola cosa no está bien. Qué está pasando de moda. No me dijo más nada. 

Un tiempo después, empecé a visitar a un eminente clérigo. Su presencia emana paz. Compartimos pareceres de teología, filosofía, política y ciencias de la religión. En una me mira y me enjuicia. “Te noto disperso”, dice. 

Yo me pongo chivo. De inmediato recuerdo las críticas del pensamiento decolonial a la hiperespecialización. Sin embargo, opte por comentarle que un amigo me había dicho lo mismo anteriormente. Empecé a preguntarme si estaba frente a una de las sincronicidades que describía Jung. 

Había leído a Edgar Morín. Lo cito con frecuencia. Enseña que la educación debe ser multidisciplinar, interdisciplinar y transdisciplinar porque ese es el enfoque que requieren los grandes problemas de la humanidad como el cambio climático y la pobreza. 

Soy partidario de que, para lidiar con un texto críticamente, debemos debatirlo. Esto puede ser interiormente o con otra persona. Ciertamente, entendí que ese intelectual trae a colación un punto válido. 

Sin embargo, me pregunte algo. Si, Dios no lo quiera, tengo que operarme del corazón, ¿preferiría a un médico que sabe de todo o preferiría a una inteligente persona que desde temprano sintió fascinación por ese órgano y le dedicó su vida?. Opiné que ahí hay cabida para el especialista. Aunque, claro, el otro tiene su lugar. No creo que uno sea más importante que el otro. Creo que el que sabe de todo puede resolver cosas que el especialista no puede, y creo que el especialista puede resolver cosas que el todologo no puede. 

Siguiendo con el ejemplo de la medicina, entiendo que los aportes de la sociología a la psicología son vitales. No podemos entender al hombre divorciado de su contexto. Entiendo que el que quiera especializarse en lo que sea de psicología tiene que saber algo de sociología. 

Después, revise de nuevo el artículo que me impactó en el seminario de Ciencias Sociales. Esta vez, noté que el autor no critica en si la especialización sino la hiperespecialización. Me reí porque me recordó al viejo adagio de que “todo en exceso es malo”. Eso aplica a la especialización. 

Con Morín, aprendí que es necesario que algunos seres humanos seamos todólogos. Por decirlo de otra forma, especialistas en pensamiento no especializado. 

Ahora, considero preferible para el avance y supervivencia de nuestra especie (¡y de las demás!) que algunos seamos especialista. Como los extremos son malos, hay que evitar dos actitudes. 

La primera es el rechazar el necesario diálogo entre los saberes y por ende caer en hiperespecialización. Por algo dicen que los abogados tienen que saber de todo. Lo dicen los practicantes del derecho y lo dicen los Hermanos Mazeaud. Estos son unos autores franceses cuyo magnum opus es una piedra fundacional del derecho de ese país, que es el que aplicamos en el nuestro fruto de la ocupación haitiana.

Pensé que había resuelto la problemática en que me resultaban los planteamientos de esas dos personas. No le di mucha mas mente a la advertencia de ambos amigos. Pero entonces, visite otra amistad de mucha valía. Tocamos varios puntos. En una se me queda observando y repite la frase que si vuelvo a escuchar próximamente puede que me asuste: “te noto disperso”. 

Había entendido que mi comunión con los ideales de la filosofía decolonial requerían de obviar las advertencias de la dispersión. Pero, inmediatamente después, regresa la Sabiduría con ese comentario. Eso me trae a la segunda actitud de la que debemos huir. 
Creo que es importante evitar que la polidisciplinariedad degenere en dispersión. Para el caso, definire dispersión como el apretar poco porque se abarca mucho. A esto agrego que entendiendo que mientras se apriete lo suficiente no es dispersión. 

Verdaderamente, la vida es interdisciplinaria. Requiere de algo de todología. Hay que saber verse bien, por ende hay que saber algo de moda, ejercicio e higiene. Hay que ser un buen amante, si no se opta por el celibato, por ende hay que saber algo de sexologia. Hay que saber leer y escribir, ya no se consideran esas destrezas como opcionales. Hay que saber algo de supervivencia. Hay que saber defenderse. Hay que saber algo de psicología y algo de política. Hay que saber algo de nutrición. Hay que saber algo de religión. Sin dudas, la lista puede continuar. 

Fue entonces cuando aprendí un término que me parece ridículo no aplicarme: Persona multipotencial. Investigue las credenciales de quienes han trabajado el concepto. Incluyen ese grupo a Emily Wapnick: una autora que ha ganado premios siendo, a la vez, artista y abogada graduada de la prestigiosa facultad de leyes de McGill. Esta también el famoso generalista Timothy Ferris. Se ha destacado como escritor, deportista, bailarín, inversionista y consejero empresarial. Se cree que Chomsky, Foucault, Jodorowsky y Russell son personas multipotenciales. También eran, en vista de que no solo abarcaron mucho sino que apretaron lo suficiente, lo que conocemos polímatas. Al parecer, si se siente la necesidad de abarcar mucho, se es una persona multipotenical. Si se triunfa, se es polímata. Toda persona multipotencial es un polímata en potencia

    Algunos hispanoparlantes suelen decir, despectivamente, “El que sabe de todo, sabe de nada”. En inglés hay una frase parecida “Jack of all trades, master of none”. Traducido seria “Jack de todos los oficios”. Esto suele ser dicha de manera laudatoria a quien muestra habilidad en muchas áreas. A quienes eso le molesta le agregan respectivamente, al final, maestro de ninguno. Ahora, la frase completa vale la pena ver como es: Jack of all trades, master of none, often better than the master of one. Dice que, con frecuencia, el Jack de todos los oficios y maestro de ninguno es muchas veces mejor que el maestro de uno.

 Dicen que se le aplicó esta frase, en su modalidad despectiva, por primera vez a Shakespeare. Era tan todologo que hasta se le atribuye la invención del valet parking. Sería interesante estudiar la sociología de Inglaterra y compararla con la de la sociedad española para ver porque en inglaterra existe el dicho en ambas modalidades (laudatoria y despectiva), mas en español (a no ser que exista un frase cuyo conocimiento no tenga) solo existe en su modalidad despectiva. 

    Ahora bien, ¿porque existe la frase en modalidad despectiva en primer lugar? ¿De donde viene el desprecio por el “saber de todo”? Dice Jake Chapman que en los tiempos en que éramos cazadores-recolectores, se esperaba que cada miembro de la tribu desarrollara fluidez en una tarea en especifica. A medida que avanzó la economía, fue aumentado la necesidad de especialización. Los salarios reflejan esa realidad. Agregaría yo, tal vez es por eso que como regla general un doctor en Derecho gana más que una persona con tres licenciaturas. Sin embargo, Chapman agrega que la economía actual requiere más que nunca del master polymath (polímata maestro) en vista de que es en donde convergen dos o más sectores que se ubican las mayores posibilidades de crecimiento. Fijémonos cómo un mismo grupo empresarial puede tener intereses en diversos sectores: farmacéutica, alimentación, educación, electrodomésticos, entre otros. 

    Yo traería a colación, también, el argumento del respeto al libre desarrollo de la personalidad. Si a fulano le gustan muchas áreas, pues tiene derecho a desarrollarlas. Un complejo cóctel de variables tanto de nacimiento como del entorno influyen en eso.

 Ahora, ¿son todas las críticas que se le pueden hacer a las personas multipotenciales inválidas? No. Dice James Lieu que la persona multipotencial puede fracasar si en todas las áreas en que se embarque permanece en un nivel que oscile entre la mediocridad y el promedio. Argumenta que es necesario que, para que la persona multipotencial pueda ser exitosa, brille en al menos uno de sus intereses.

 Sin embargo, dice la Wikipedia que hay que tener cuidado. El brillar en una destreza puede tomar tiempo. Esto puede causar apatía. También, impulsividad y conformismo a la hora de la toma de decisiones académicas. Es también un factor la presión no saludable que amigos, parientes y profesionales puede ejercer para que el individuo, siendo una persona multipotencial, opte por la especialización. 

Chapman aconseja ciertas medidas para evitar problemas. Cita la Ley de Pareto: 80% de los resultados vienen de 20% del esfuerzo. Esto significa que si dominar un segmento toma diez años, puedo domarlo en un 80% en   del tiempo: 2 años. También recomienda organizarse, especialmente porque “las reglas del juego” puede que beneficien a los especialistas. Sugiere trazar un plan de estudio y acción tomando en consideración donde queremos estar en 5-10 años. Les comparto el articulo porque creo que vale la pena leerlo: https://techcrunch.com/2015/10/17/specialization-polymaths-and-the-pareto-principle-in-a-convergence-economy/

Entonces, si tengo razón cuando intuyo que soy una persona multipotencial, no debería intentar sacarme la multipotencialidad a trompás o ir a una terapia para sanarme porque no es un problema. Es una virtud, con sus pros y sus contras. Ahora, ¿es sinónimo ser una persona multipotencial con estar disperso? ¡No! Jamás en la vida. Como argumentan los expertos, hay que brillar en algo. Eso se logra con organización y disciplina. Creo que las personas multipotenciales se encuentra en una disyuntiva única. Si se descuidan, flotan un tronco movido por las olas. Sin dirección alguna, tal cual una hoja que flota con el viento. El mercado laboral y su sociedad les castigará. Ahora, si hacemos lo que tenemos que hacer, podemos brillar como el oro. 

Me pueden criticar por no vivir bien mi multipotencialidad, mas no por ser multipotencial. El éxito se mide de muchas formas. Contribución a la sociedad y capacidad de poner un techo por encima de la cabeza son dos principales. Se puede contribuir a la sociedad y no poner un techo por encima de la cabeza. Eso le pasa a muchos olvidados de la sociedad capitalista como los artistas, los filósofos, los profesores, los políticos serios. También se da lo contrario: podemos poner un techo sobre nuestras cabezas sin contribuir a la sociedad. Es el caso de los corruptos. Creo que las personas multipotenciales estamos en una posición única para lograr ambas cosas. No tenemos solo la posibilidad, sino la obligación. No creo que haya una sola carrera que este mal para estos tipos de personas. Martin Luther King y Martin Lutero eran abogados.  Marx, el primer sociólogo sin haber estudiado sociología como carrera, era abogado también. Salvador Allende era médico. Con organización y disciplina, todo se puede. Y recordemos que, si se está apretando lo suficiente, no se está abarcando mucho. 

 

Tuesday, April 21, 2020

La disciplina: puente entre las metas y los logros.



Me encantaría ser el autor de tan perspicaz y atinada frase. No obstante eso, no es mía. Es de Jim Rohn. La encontré buscando citas sobre la disciplina. Es una de mis preferidas. 

Al ver que era de un tal Jim Rohn, pues busque ese nombre en Google. Quería saber quien era. Veo que trabajo con Herbalife y que era speaker motivacional. Pensando que habría ganado sus cinco o seis millones de dólares, investigue cuál era su net worth cuando murió. Me sorprendió ver que murió valiendo 500 millones de dólares. 

Si, el dinero no lo es todo. Tampoco es cualquier forma de ganar dinero buena. Ahora, en nuestra sociedad, es para muchos el primer indicador de que tan bien le está marchando la vida a alguien. Hay otros, tal vez igual o más importantes: felicidad de personas que la rodean, salud física, salud mental, logros de otra índole, capacidad de influenciar en su ambiente y que tanto es conocida.

 Ahora, la capacidad de poner un techo sobre la cabeza y tres comidas calientes en un plato tres veces al día dice mucho. Es, sin dudas, una destreza a consolidar. 

Dicho esto, pasaré a tratar el tema que me proponía: yo y la disciplina. Es este un valor que he estado trabajando mucho. Diría yo, desde que tengo uso de memoria.  Me inspira el escribir este artículo el haber terminado el libro Never Binge Again (Jamás te des otro atracón, en español). Es un libro orientado a quienes se les hace difícil seguir una dieta o plan alimenticio por más que quieran. 

Sin ser perfecto el tomo, confieso que me gustó mucho. Sucede que en el pasado he deseado mucho mejorar en eso que llaman disciplina. Sintiéndome impotente frente a como a veces se me hacia difícil decirme que no, he deseado que un militar se mude conmigo para que me caiga atrás el día entero y me meta “en cintura”. Hasta pensé e intenté meterme a militar en el pasado. Mi hambre de disciplina fue un factor. 

Comprendí que ese militar tal vez nunca llegue. Para mi, ese libro que leí te enseña a ser tu propio militar. A ser tú mismo que te metas en cintura. Fue una lectura muy vital y útil. Es gratis, por si la quieren bajar. 

Resumiría este libro en cuatro puntos: 

  1. Tenemos distintos parte del cerebro en constante pugna. Está la animal, que nos dice que debemos comer en demasía, dormir mucho, tener mucho sexo, no hacer ejercicio para no gastar energía en caso de que nos caiga atrás un leopardo. 

Contrapuesto a esta, esta el lóbulo frontal. Esta es la parte que nos dice que no debemos comernos dos copas de helado al día porque eso mata y arruina la figura. Que nos dice que a veces es mejor no estar con una pareja. Que nos insta a levantarnos temprano para aprovechar el día, entre otras cosas. 

2.             La metodología del libro es la siguiente: A esa parte animal que nos sabotea nuestras metas cuando la complacemos, le ponemos un nombre y le hablamos. El autor sugiere llamarlo “el cerdo” porque, de ser por ella, comemos en grandes cantidades todos los días. Es insaciable y come como lima nueva. Me lleve del autor. Podemos poner “mi demonio de la comida interno” o como nos plazca, pero tiene que ser un nombre que evoque lo que queremos controlar. Llamarle “mi conejito lindo” es contraproducente. 

3.             Y bueno, una vez identificada y nombrada, debemos realizar un “plan de comidas”. El autor recomienda tener REGLAS CLARAS. Las necesitamos como país, las necesitamos como familia, y las necesitamos como individuos. Como cualquier código legal, nuestro reglamente personal puede y debe evolucionar con el tiempo. Ajustarse a la realidad y a los avances científicos. Para dicho ajuste, debemos asegurarnos que somos nosotros y no “el cerdo” quien quiere hacer los cambios. Da técnicas para ese fin.

4.             El autor nos insta a gritarle al cerdo cada vez que quiera romper el reglamento personal. Debemos gritarle. También, en su libro, desenreda varios juegos psicológicos que “el cerdo” juega con nosotros. Por ejemplo, si nos caemos significa que dejamos que “el cerdo” saliera de su jaula, es necesario volver a enjaular cuanto antes. Nuestra sociedad y Big Food conspiran para sacar al cerdo de la jaula, pero debemos ser fuertes. Cada vez que no rompemos el plan, cuesta esfuerzo y hay que tener vigilancia para evitar la fatiga. Pero tener reglas claras se encarga de esto. 

De inmediato, elabore mis reglas. Incluí Horas de despertarme (incluido fines de semanas, porque despertarse muy tarde puede ocasionar insomnio). También había identificado que perdía tiempo en internet, entonces restringir la navegación a una hora por día me pareció una buena idea. Esta también el protocolo de servirse las comidas, hora para cenar, mínimo de lecturas al día, mínimo de frutas y vegetales al día, etc… 

Algunos dirán que es mucho sacrificio y mucho trabajo. Pero el no tener disciplina nos priva de alcanzar lo que queremos. Esta en nuestras manos decidir de qué nos vamos a privar en ocasiones en las cuales no podemos tener nuestro bizcocho y comerlo también. O me privo de una cosa o me privo de la otro. Yo tomé mi decisión. Todos, a diario, debemos tomar la misma decisión. No todos estamos conscientes de ello. 

Y bueno, yo quiero tener disciplina. ¿porqué? ¡porque no quiero privarme de alcanzar mis metas! ¡no quiero privarme de tener logros! Pensaba Abraham Joshua Heschel que el autorespeto es fruto de la disciplina y que el sentido de dignidad crece mediante el decirse que no a uno mismo. En la misma Biblia está la frase “negarse a uno mismo”. En una charla sobre el éxito, el empresario Pepín Corripio me compartió su visión de esta virtud al responderme a una pregunta: tenemos que desarrollar la capacidad de señalar algo y decir “no me lo como, no me hace bien”. Eso me marcó mucho. Mi abuelo Ballardo Mejía era vivo ejemplo de eso. Era famoso por ser estricto en el cumplimiento de sus recomendaciones médicas. E incluso entrado en edad iba desde bien temprano a caminar.  

Parte 2

            Dice el autor de Never Binge Again que no tenemos que entender un problema para solucionarlo. No tenemos que entender por cual trauma en la niñez comemos de gula o no nos gusta despertarnos por la mañana. No está mal esa indagación. ¡Es una loable empresa! Pero ahora, no es necesario saber cómo armar un televisor para ver un documental. Basta con saber usarlo.

            Hay otro libro. También me lo he terminado en esta cuarentena. Se llama Eat What You Love, Love What You Eat for Binge Eaters. Yo había caído en la aparente trampa de que tenía que saber porque comía en exceso para dejar de hacerlo. Honestamente, creo que ayudo. Recomiendo este coctel de Never Binge Again + Eat What You Love, Love What You Eat. Creo que hasta medio dominicana me resultó la mezcla. Me resulta curioso, y no abundare mucho. Pero ambos libros trabajan mucho la voz interior, y siento que cuando mezcle ambas prescripciones “se dominicanizó” mi voz interior. Tal vez escriba un trabajo de sociología sobre eso en el futuro, tal vez es mi imaginación. 

            Pero bueno, Eat What You Love fue una lectura grandiosa. Uno de mis libros favoritos. Ahí aprendí que es comer en exceso, porque comemos en exceso y que hacer para dejar de comer en exceso. 

            Aprendí que la ansiedad y las necesidades no correspondidas juegan un rol. Esto es problemático: comer en exceso no resuelve nada, sino que lo empeora. Es un circulo vicioso: me siento mal → como en exceso intentando sentirme mejor → esto me hace sentirme mal y culpable otra vez → vuelvo a comer en exceso intentado sentirme mejor. Eat What You Love nos enseña que comemos en exceso porque queremos sentirnos mejor. Sin embargo, esto presenta una disyuntiva: comer solo puede resolver un problema, que es el hambre, y comer sin hambre jamás resolverá lo que intentamos resolver emprendiendo esa acción. Nos podemos autosabotear siendo en exceso estrictos con nosotros mismos, tenemos que perdonarnos cuando nos caemos. Arreglar nuestra voz interior, que sea más amorosa. Al principio, hablaba sobre Never Binge Again me enseñaba a ser yo mismo el “militar manillador y metedor en cintura” que quería. Eat What You Love me enseña que seré más exitoso si ese militar es amoroso. Porque a nadie le gusta que le hablen mal, es problemático el hablarnos mal a nosotros mismos. 

            Creo que ambas lecturas tienen pros y contras. El primer problema con el que me encontré fue que necesito, y con libre albedrío escojo, comer de una determinada manera para alcanzar mis metas en el bodybuilding. Eat What You Love no ve ningún problema con usar planes alimenticios como guía, pero nos invita a no reprimirnos nada. Nos invita a romper nuestros planes, siempre que velemos por un balance entre el comer por placer y comer por salud. De ahí surge mi cheat meal.  Verdaderamente, Never Binge Again y Eat What You Love tienen diferencias pero entiendo que ambas filosofías se complementan. Creo que la mezcla que hago entre ambas enseñanzas me funciona. 

  1. No me permito fallar, pero programó descansos a diario y a la semana. 
  2. No busco entender por completo la raíz de mis errores para solucionarlos, pero no por ello dejó de indagar en ello con frecuencia porque saber es poder. 
  3. Creo que, posiblemente, he hecho las paces con mi cuerpo permitiendo esas comidas que ingerimos más por placer que por salud los Jueves. No creo que mi cuerpo tenga un antojo que no pueda esperar hasta el Jueves. Never Binge Again dice que no hay antojo que dure para siempre. Pero Eat What You Love me enseña a negociar con mi mismo. No compenso por errores. Pero tampoco me permito errores vagabundisticamente. Debo cumplir un mínimo de proteínas/frutas/vegetales/fibra.
  4. No a la rigidez, pero si a la constancia. Siempre seguir las reglas, pero tener reglas que se puedan seguir. ¿como se si estoy siguiendo las reglas? Sencillo: me imagino un jurado imparcial de diez miembros observándome y me pregunto que opinaría sobre mi adherencia o no-adherencia al reglamento en caso de ser preguntados. 
  5. Ya esto soy más yo, pero entiendo que ayuda llegar a casa para ingerir una reconfortante sopa de pescado fresco con vegetales de temporada y nuestras especias favoritas a pasarse todos los días a base de galletas de soda y jamón de pavo. Lo primero lo disfrutamos mas y nos hace mejor. Argumentaría que nos gusta más porque nos hace mejor. 

Decía Buda que es mejor conquistarnos a nosotros mismos que ganar mil batallas. Eso es lo que me gusta del Bodybuilding. Triunfar en esta actividad requiere de una vigilancia constante y te reorganiza tu día para mejor. Creo que todo buen deporte lo hace. El Pavo Real tiene plumas cuyo único propósito es aumentar su belleza para atraer más hembras. Ser un macho triunfador en una esfera trae como necesidad aterrizar otras. Triunfar en bodybuilding requiere de trabajar nuestras emociones que nos llevan a comer en detrimento de nuestras metas. Requiere también un triunfo sobre la mente y el tener todo pensamiento cautivo. Como le dijo Zeus a Hercules en la película de Disney: un verdadero héroe no se mide por su fuerza sino por el tamaño de su corazón. 

Y es, entiendo al menos en parte, la indisciplina un problema del corazón. Quiero disciplina porque entiendo que me permitirá alcanzar mis sueños. Quiero honrar a los gigantes en cuyos hombros me sostengo. Quiero vivir al máximo. Nietzsche teorizaba que podemos analizar nuestra vida preguntándonos si repetiríamos absolutamente todo lo que hemos hecho. Si la respuesta es afirmativa, estamos viviendo al máximo. Si la respuesta es negativa, ¡Es momento de despertar! Porque el sol brilla, y se muere por brindarnos de sus rayos para que produzcamos vitamina D. La brisa sopla, y ansia acariciar nuestro rostro para arrancar una sonrisa. Creo que Dios existe y quiere cambiar nuestras vidas. Ponernos a valer. Así como multiples creyentes a través de la historia han confiado y dicho su sí, yo le doy un sí a la vida.

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Thursday, April 16, 2020

En el fitness, también, la verdad te hace libre.

En el fitness, también, la verdad te hace libre. 

Debí cuadrar recientemente con mi entrenador un plan que fuese un compromiso entre lo que quería y lo ideal. Me recomendó macros 40P/25HDC/35G. Sentía que me faltaba la vitamina c de la fruta. Entonces, se lo comente, y me indico 40P/30P/30P. Aun, en ocasiones, porque como -especialmente por la crisis- muchas legumbres y me gusta comer vegetales y frutas, a veces “tomaba prestada” aprox. 90 calorías de las grasas para ingerirlas en carbohidratos. Además, me gusta comer pizzas, hamburguesas con tocino, helado, arroz, etc. Llegamos al compromiso de que todos los días ingeriría 200g proteína. Entonces, 3 días a la semana respetaría la proporción de grasas y carbohidratos y los otros tres días podía tomar 100 calorías de las grasas e ingerirlas en carbohidratos. Me pareció un plan muy factible, que me permitiera sentirme bien, y que podía llevarlo mi vida entera de ser necesario. Como sacrificio, 6 días a la semana me abstendría de harina y arroz. Pero podía ingerir 2800 calorías un día a la semana. Me indico que no debía ser Viernes, Sábado o Domingo porque como en esos días había mas flojera, mi cheat meal podía -influido por el ambiente- convertirse en dos cheat days.

 Escogí Jueves. Siempre me han gustado los Jueves. Jueves es ya casi el fin de semana, pero aún hay que acostarse temprano (¡y los demás días es bueno también! ¡como hay que fiestear prefiero hacerlo de día!). Mi madre me despertaba para ir al colegio los Jueves diciendo “ya mañana es Viernes”. Aprendí a amar los Jueves.  Leí después que Jueves es considerado un día auspicioso para firmar contratos. En cierto sentido, when I indulge, firmó un contrato con mi cuerpo: a cambio de ese momento de placer sensorial y del uso de la comida para el placer, los demás días comeré mas para la alimentación, la salud y el alcance de mis metas. 

A mi cuerpo le gusta, en moderación, la comida que no me ayuda con mis metas del fitness y en la salud. 

A mi mente le encanta hacer uso excesivo de esos alimentos que comemos más por placer que por nutrición. Mi cuerpo detesta eso. Me lo deja saber con menos energía, menos rendimiento, acidez, tez más pálida, sueño de baja calidad, exceso de grasa corporal, más catarros, y un sin número de manifestaciones entre las cuales incluyo menos dexteridad mental. 

Al hombre le gusta comer por placer. Por miles de años hemos comido por placer. Pero también, la búsqueda del “cuerpo ideal” de un cuerpo con mayor perfección (como sea que lo definamos) tiene su historia. 

La rigidez es una enemiga. Por eso, me perdono errores. No los pago ni “hago penitencia” con cardio o recortes calóricos. Si creo que puedo escuchar mi cuerpo. (ver Eat What You Love, Love What You Eat).

Pero también, las reglas claras son importantes. Tanto en nuestro país como en nuestras vidas. De la misma manera que se que no debe chocar al carro de enfrente cuando conduzco, o que no debo orinarme en los pantalones en medio de una reunión si me dan ganas de ir al baño, debo saber lo que debo y no debo hacer. Solo así alcanzaré mis metas en el fitness. (ver Never Binge Again). Si mi hermana hornea algo, lo pruebo fresco: saco una porción justa. Porque escogí no privarme de ese placer que te da la vida, el deguste de la repostería fresca del hogar. 

Hoy fue un día algo desmotivador. Pienso mucho en el futuro, en el día que alcanzare mi meta. Me parece mítica. Hoy aprendí que, pronosticando fechas (algo que es casi imposible, no se porque pierdo mi tiempo), es posible que tarde más de lo previsto porque no estaba tomando en cuenta la posibilidad de un perdida de músculo durante la fase cut, o de quema de grasa. 

Pensaba que cuando llegue a 200lbs tendría aproximadamente 11% de BF. Es posible que la pérdida muscular de entre 10-15lbs ocasione que cuando llegue a 200 lbs este por los 19%. Quien sabe si tendré suerte. 

También, pensé que seguiría con mi mismo plan rebajando de manera fija 2 lbs por semana y que por lo tanto tardaría 5- 5 ½ meses en llegar a 200. Pero como al cuerpo no le gusta quemar grasa, porque es un mecanismo de supervivencia, debo darle cabida a la noción de que tal vez tarde más de 8 ½  meses. Ahora, me hace sentir mejor que es muy poco probable que tenga un porcentaje de grasa de 28% cuando llegue a las 200. No se tornó tan sombrío el panorama.

Siento que conocer mejor la realidad me desmotivo un poco. Es como ir a Las Terrenas. Antes, ir de la capital a Las Terrenas era coger una carretera que era famosa por ser larga. Para mi ese trayecto era una pesadilla. Me mareaba y me aburría. Comer Langosta al ajillo en Nagua en el Comedor Hernández era lo único que me gustaba del camino. Me cansaba de jugar Gameboy y entonces empezaba a conversar con la familia. Mi papá ponía música que no me encantaba y mis hermanitos hacían cosas que no me gustaban. 

Ahora, llegar a Las Terrenas ¡valía la pena!. Me encantaba la casa que alquilamos, y era una semana de buena comida, mucha playa, jugar con la arena, dormir en literas. Iba preparado porque no había ni aire ni agua caliente, pero el sitio me parecía mágico. Jugaba con los cangrejos, comíamos mariscos frescos, buscaba caracoles, compartía con la gente, nunca puse pero para ir. 

Hay quienes dicen que lo importante no es el destino sino el camino. En este caso en el destino es que aprendo y consolido las destrezas necesarias para permanecer en mi destino una vez llegue. Es necesario, pero quiero llegar. Pensé que faltaba una hora para llegar, y me entero tras pensarlo mejor que me faltan 90 minutos. No me gusto. Me entristeció. Pero el que aguanta lo mucho aguanta lo poco. 

En la comunidad LGBTI, el tener un cuerpo esbelto es sinónimo de ser gente. Además, una manera segura de obtener parejas con cuerpos más musculosos y esbeltos es tener un cuerpo más musculoso y esbelto. 
Mi motivación va más allá de asemejar mi vida amorosa a mis deseos y de querer ser mas bello. También está la salud. Abusar de la comida procesada es una sentencia de muerte. No lidiar con la obesidad es una sentencia de muerte. 

Es también mi trayectoria en la búsqueda de un mejor cuerpo una manera de honrar a mis antepasados. Es una búsqueda de virtud, verdad y honor. Es una búsqueda de disciplina. Como leí en un manual de guerreros: la disciplina no es algo que colocamos por un momento en un contexto de relajación. La buena disciplina, o la disciplina bien llevada, conlleva que la relajación sea algo que encajemos en un contexto de disciplina. Además, lo quiero y querer es poder. Y me gusta el pasatiempo. Es más que un pasatiempo. Siempre he querido ser mejor. Eso abarca cuerpo, mente, emociones y vida espiritual. 

Me provocó, reitero, tristeza, enterarme de la verdad: falta más de lo que pensaba para llegar. Pero, tengo buena estrategia. Algunos dicen que tengo buen ritmo. No estoy conforme con mi ritmo. Pero he tomado medidas para solucionar eso. No esta mal mi ritmo, solo pienso que he estado trabajando a 50-75% de mi capacidad y quiero dar el 110%. Me ayuda que se lo que quiero y hay suficientes estudios científicos para dictaminar con cierto grado de certeza que es lo que debo hacer. No es imposible, solo hay que saber cómo hacerlo.

Me pregunto si saber la verdad fue lo mejor. ¿Es a veces una falsa esperanza mejor que nada? Me lleve de dos viejas máximas cuando decidí, con un profesional, saber la realidad de mi situación. Primero, saber es poder. Segundo, conoceréis la verdad y la verdad os hará libre. 

Oro por la libertad y la felicidad de todos los seres en todos los sitios. Me parece interesante cuando algo te hace libre pero no te hace feliz. Creo que es mejor libre e infeliz a feliz y en cautividad. Claro, en la espiritualidad se nos enseña que nuestra felicidad no puede depender de factores externos. Pero en la misma Biblia está: a veces hay tiempos para reír y a veces hay tiempos para llorar. El mismo Jesús mostró agonía durante su crucifixión. 

Escribir me hizo sentir mucho mejor. Escribir es, para mi, muchas cosas: desahogo, derecho, deber, terapia, psicoanálisis, legado, política, arte, búsqueda de Dios (¿han probado la escritura automática?), diversión y trabajo. Si, trabajo. A algunos les puede rechinar, pero les recuerdo que no es lo mismo trabajo a empleo o curro. 

Nadie previó esta crisis. Pensé que mis únicos problemas a la hora del none eran el autosabotaje y la inexperiencia. Pero, miren como son las cosas. Llegó esta crisis, y debimos cambiar mi estrategia mi entrenador y yo: debimos cambiar de la modalidad recomposición (la que prefiero) a la modalidad fat burn debido a que en mi cuarto con mancuernas se me hace imposible la primera. Y así son las cosas de la vida. No todos los obstáculos vienen de adentro, no todos los obstáculos vienen de fuera. Pero bueno, a veces no escogemos las circunstancias pero si escogemos qué haremos con ella. Decía un sociólogo barbú que el hombre hace la historia, pero no en circunstancias de su escogencia. 

¿Con que me quedo? Ánimo. También, resolución a trabajar cualquier sentimiento adverso porque la fiesta de levantar pesas, comer mejor y descansar bien es una empresa tanto física como psicológica (y espiritual y emocional). Asimismo, perseverancia. También, recordar que quien aguanta lo mucho aguanta lo poco. Yo escogí libremente, pudiendo escoger lo contrario, saber que estaba pasando con mi cuerpo. Ya no hay vuelta atrás. Hare jugo de los limones caídos. Tal vez, la desmotivación de no alcanzar la meta en el tiempo previsto que había mal calculado hubiese sido una peor alternativa. ¡O tal vez no! ¡Pero ya es tarde para ablandar habichuelas! No me queda más que enfrentar como un hombre mi realidad y saldar deudas. Y meterle animo. Meterle pasión. Y confiar. Que si los egipcios pudieron hacer las pirámides…


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