Friday, May 30, 2025

Trujillo: El Dilema Moral del Poder con Orden

 Trujillo: El Dilema Moral del Poder con Orden


    A veces, me pregunto cómo caí en este “menjurje” de la política dominicana con principios. Me pregunto si es que, en algún punto, pude y debí hacerlo “diferente”. Me pregunto cómo pudo haber sido diferente la historia. Ya es tarde para “ablandar habichuelas”, pero creo que los guandules no pudieron quedar mejor. Se habla de que tienen cardito Maggie, pero la mayoría de la gente lo que quiere es que le eche más sopita. 


    A veces, creo que soy un hombre bien simple. Veo en mi persona a un ambientalista gäi que no le gusta que lo jodan. Paralelamente, veo también un joven que desde la preadolescencia, siente por su país, por su comunidad, y le gusta hacerse util frente a los asuntos públicos: el incidir sobre cuales son las mejores políticas públicas para la creación y distribución de riquezas, la salvaguarda de la paz social y la mejor vía para el cambio que anhelan los dominicanos. 


    Recuerdo cuando era niño, me gustaba la numismática y una de mis cosas favoritas de esa actividad era aprender la historia de mi país vía la historia de sus medios de intercambio. Por igual, el cuidado del ambiente creo que fue el primer tema que desarrolle: el cuidado de la capa de ozono, el reciclaje, la limpieza del aire, el cuidado de los animales en peligro de extinción y el evitar el sobreconsumismo de los recursos no-renovables. 


    Ayer, 30 de mayo del 2025, me acosté a sabiendas que el otro día era un día especial para los dominicanos: el día que murió acribillado a tiros nuestro más famoso gobernante. Me pregunté si podía, o si puede, mi reacción a su figura, ser diferente. Me pasa por la mente a veces, quizás estoy equivocado, quizás fue un tiro que jamas debió salir… 


    Pero es que no concibo ni la “neutralidad” ni el rechazo a su figura y obra como “las respuestas correctas” en virtud de seguir sin encontrarle mácula que amerite dicha reacción a ese hombre. Y es ahí en donde, a pesar de que de manera intermitente no puedo evitar el prestar oído al murmullo de mi alma que, de manera cada vez más fuerte e incesante sin perder la intermitencia, me pide recoger de los ecos del abismo que me habita la locución proverbial de Jesús: todos los que tomen espada, a espada perecerán (Mt 26:52). Pero esa frase salió de los labios del mismo Jesús que la trajo (Mt 10:34). 


    Reza el blasón de nuestra bandera, citando la misma Biblia, “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libre”. Y es de ahi que buscar de las grandes verdades y virtudes del periodo más fecundo de nuestro país me parece desenvainar la espada de la verdad que causa divisiones inevitables que, en el caso de Jesus, le costaron la vida. 


    Pero hay que seguir el ejemplo de Jesus, a quien el mismo Pilato, en buen dominicano, le da una “orejita”: “Jesus, dele banda a esa vaina de andar reclamando el trono davídico mesiánico, tumbe eso y dejese llevar, que usted sabe que los saduceos y los fariseos se viven matando, y ya ambos se coordinaron para darle matarile, y, aquí entre ute y yo, usted todavía ‘ta frio con los poderes fácticos del Imperio Romano, Tiberio no está en ese bulto de crucificarlo, que va y sale más cara la sal que el chivo, e incluso dicen por ahi que un seguidor suyo ya pactó pa’ venderlo por un dinerito pa’ comprarse uno de los Inverter 11mil BTU Whirlpool que están en especial en Jumbo”(Jn 19:10-11).


    De ahi que, de la misma manera en la cual un hombre que busca de Dios tarde o temprano debe tener un encuentro con Jesus, y lo mismo que digo de los que huyen del, el hombre que busca en la República Dominicana de la vida pública para emprender liderazgo activista comunitario, la lucha por metas sociales comunes, ya sea desde el estado, un partido político y/o la sociedad civil, tarde o temprano deberá pasar por la vida y obra del Jefe. 


    La forma de mando y la manera de ejercer el poder de Trujillo yo la considero cesarista. Los apologistas y opositores del regimen parecemos centrarnos en la instancia definitiva en los mismos aspectos: la estabilidad sociopolítica lograda via la mano dura versus el caos y los conflictos internos que impedían el progreso y en mas de una ocasión obedecían a groseras ambiciones del poder y clientelismo sin vocación de servicio, o con vocación de servicio mas sin visión a largo plazo, la centralización del poder que trajo eficiencia a expensas del consenso democrático en un pueblo en donde la gran mayoría de los habitantes no tenían la capacidad de deliberar bien, el fortalecimiento de la identidad nacional via la unidad simbólica con frecuencia a través de un desprecio desmesurado al “otro” más teórico que practico, el liderazgo carismático y personalista de la cabeza de gobierno que a veces desbordaba en lo absurdo pero a sabiendas de muchos de sus lisonjeros. Por igual, podemos hablar del uso de la violencia, la censura y la persecución a opositores cuyo carácter parece ser usualmente escalonado pero no por ello no llevada hasta sus últimas consecuencias. 


    En este 30 de mayo del 2025, le pido al pueblo dominicano la sobriedad y la cabeza fría al momento de trabajar nuestra historia para perseguir el bienestar común de los dominicanos y su posteridad. No quiero que esto se interprete en ningún sentido como un llamado a evadir nuestras emociones, sino a trabajarlas a fin de alcanzar la catarsis necesaria que necesita el alma colectiva del pueblo donde el genio de Sánchez proclamaba y Mella disparaba.


    Me gusta mucho justificar mi inusual participación política con la meta que es la mejora continua del bienestar común de los dominicanos y su posteridad, pero no quería terminar sin tocar el tema del bienestar del individuo por igual. La sociedad dominicana es una clase magistral en el extremismo, la mentalidad del “todo o nada”. Y no porque los dominicanos sean defectuosos, sino porque la cultura misma premia los extremos y castiga los matices. La República Dominicana es una sociedad basada en la vergüenza: tu comportamiento siempre está siendo observado y juzgado.


    Desde una perspectiva sociobiológica, la supervivencia en comunidades muy unidas dependía de la reputación. Esa mentalidad aún perdura en:“¿Y qué va a decir la gente?”, “No hagas eso, vas a pasar vergüenza” y “No digas eso, se van a reír de ti”. Por eso, la gente tiende a irse a los extremos: O eres el ciudadano modelo perfecto, o interpretas el papel de rebelde, criminal o payaso. Con la agravante de que, dada la precariedad económica que aún persiste en amplios segmentos de la población, el “capital social” pasa a tener más importancia. Creo que el joven dominicano promedio de a pie valora más las papeletas que las relaciones, pero como no hay papeletas…Creo que el dominicano vive del bulto, literalmente, pero lo grande es que del bulto todavía se come.


Es cuanto.









En la manufactura de este ensayo se le asignó funciones a un algoritmo de creatividad artificial transformador generativo preentrenado

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