La Dispersión
“Demasiado color ciega el ojo,
Demasiado ruido ensordece el oído,
Demasiado condimento embota el
paladar,
Demasiado jugar dispersa la mente,
Demasiado deseo entristece el corazón.
El sabio provee para satisfacer las
necesidades, no los sentidos;
Abandona la sensación y se concentra en
la sustancia
(Tao Te King Capitulo XII, Versión Nueva
Acrópolis).
La vida me llamó a trabajar un tema recientemente.
En un inicio lo desestime. Más creo que la guía divina se manifestó para que no
fuese así. Les hago la historia.
Sucede que un día voy donde un amigo. Es un gran
médico con conocimientos de psicología y, a todas luces, un hombre exitoso.
Charlamos. Intercambiamos pareceres e ideas. En una, se me queda mirando. Me
dice: te noto disperso.
Inicialmente, no le di mucha mente. Había tomado un
seminario titulado “Descolonizar las Ciencias Sociales” donde había aprendido
que no es bueno especializarse en exceso. Le comente eso. Le dije que eso de
hacer una sola cosa no está bien. Qué está pasando de moda. No me dijo más
nada.
Un tiempo después, empecé a visitar a un eminente
clérigo. Su presencia emana paz. Compartimos pareceres de teología, filosofía,
política y ciencias de la religión. En una me mira y me enjuicia. “Te noto
disperso”, dice.
Yo me pongo chivo. De inmediato recuerdo las
críticas del pensamiento decolonial a la hiperespecialización. Sin embargo,
opte por comentarle que un amigo me había dicho lo mismo anteriormente. Empecé
a preguntarme si estaba frente a una de las sincronicidades que describía
Jung.
Había leído a Edgar Morín. Lo cito con frecuencia.
Enseña que la educación debe ser multidisciplinar, interdisciplinar y transdisciplinar
porque ese es el enfoque que requieren los grandes problemas de la humanidad
como el cambio climático y la pobreza.
Soy partidario de que, para lidiar con un texto
críticamente, debemos debatirlo. Esto puede ser interiormente o con otra
persona. Ciertamente, entendí que ese intelectual trae a colación un punto
válido.
Sin embargo, me pregunte algo. Si, Dios no lo quiera,
tengo que operarme del corazón, ¿preferiría a un médico que sabe de todo o
preferiría a una inteligente persona que desde temprano sintió fascinación por
ese órgano y le dedicó su vida?. Opiné que ahí hay cabida para el especialista.
Aunque, claro, el otro tiene su lugar. No creo que uno sea más importante que
el otro. Creo que el que sabe de todo puede resolver cosas que el especialista
no puede, y creo que el especialista puede resolver cosas que el todologo no
puede.
Siguiendo con el ejemplo de la medicina, entiendo
que los aportes de la sociología a la psicología son vitales. No podemos
entender al hombre divorciado de su contexto. Entiendo que el que quiera
especializarse en lo que sea de psicología tiene que saber algo de
sociología.
Después, revise de nuevo el artículo que me impactó
en el seminario de Ciencias Sociales. Esta vez, noté que el autor no critica en
si la especialización sino la hiperespecialización. Me reí porque me recordó al
viejo adagio de que “todo en exceso es malo”. Eso aplica a la
especialización.
Con Morín, aprendí que es necesario que algunos
seres humanos seamos todólogos. Por decirlo de otra forma, especialistas en
pensamiento no especializado.
Ahora, considero preferible para el avance y
supervivencia de nuestra especie (¡y de las demás!) que algunos seamos
especialista. Como los extremos son malos, hay que evitar dos actitudes.
La primera es el rechazar el necesario diálogo entre
los saberes y por ende caer en hiperespecialización. Por algo dicen que los abogados
tienen que saber de todo. Lo dicen los practicantes del derecho y lo dicen los
Hermanos Mazeaud. Estos son unos autores franceses cuyo magnum opus es una
piedra fundacional del derecho de ese país, que es el que aplicamos en el
nuestro fruto de la ocupación haitiana.
Pensé que había resuelto la problemática en que me
resultaban los planteamientos de esas dos personas. No le di mucha mas mente a
la advertencia de ambos amigos. Pero entonces, visite otra amistad de mucha
valía. Tocamos varios puntos. En una se me queda observando y repite la frase
que si vuelvo a escuchar próximamente puede que me asuste: “te noto
disperso”.
Había entendido que mi comunión con los ideales de
la filosofía decolonial requerían de obviar las advertencias de la dispersión.
Pero, inmediatamente después, regresa la Sabiduría con ese comentario. Eso me
trae a la segunda actitud de la que debemos huir.
Creo que es importante evitar que la
polidisciplinariedad degenere en dispersión. Para el caso, definire dispersión
como el apretar poco porque se abarca mucho. A esto agrego que entendiendo que
mientras se apriete lo suficiente no es dispersión.
Verdaderamente, la vida es interdisciplinaria.
Requiere de algo de todología. Hay que saber verse bien, por ende hay que saber
algo de moda, ejercicio e higiene. Hay que ser un buen amante, si no se opta
por el celibato, por ende hay que saber algo de sexologia. Hay que saber leer y
escribir, ya no se consideran esas destrezas como opcionales. Hay que saber
algo de supervivencia. Hay que saber defenderse. Hay que saber algo de
psicología y algo de política. Hay que saber algo de nutrición. Hay que saber
algo de religión. Sin dudas, la lista puede continuar.
Fue entonces cuando aprendí un término que me parece
ridículo no aplicarme: Persona multipotencial. Investigue las
credenciales de quienes han trabajado el concepto. Incluyen ese grupo a Emily
Wapnick: una autora que ha ganado premios siendo, a la vez, artista y abogada
graduada de la prestigiosa facultad de leyes de McGill. Esta también el famoso
generalista Timothy Ferris. Se ha destacado como escritor, deportista,
bailarín, inversionista y consejero empresarial. Se cree que Chomsky, Foucault,
Jodorowsky y Russell son personas multipotenciales. También eran, en vista de
que no solo abarcaron mucho sino que apretaron lo suficiente, lo que conocemos
polímatas. Al parecer, si se siente la necesidad de abarcar mucho, se es
una persona multipotenical. Si se triunfa, se es polímata. Toda persona
multipotencial es un polímata en potencia
Algunos hispanoparlantes suelen decir, despectivamente, “El que sabe de
todo, sabe de nada”. En inglés hay una frase parecida “Jack of all
trades, master of none”. Traducido seria “Jack de todos los oficios”. Esto
suele ser dicha de manera laudatoria a quien muestra habilidad en muchas áreas.
A quienes eso le molesta le agregan respectivamente, al final, maestro de
ninguno. Ahora, la frase completa vale la pena ver como es: Jack of all
trades, master of none, often better than the master of one. Dice que, con
frecuencia, el Jack de todos los oficios y maestro de ninguno es muchas veces
mejor que el maestro de uno.
Dicen que se le aplicó esta frase, en su
modalidad despectiva, por primera vez a Shakespeare. Era tan todologo que hasta
se le atribuye la invención del valet parking. Sería interesante estudiar la
sociología de Inglaterra y compararla con la de la sociedad española para ver
porque en inglaterra existe el dicho en ambas modalidades (laudatoria y
despectiva), mas en español (a no ser que exista un frase cuyo conocimiento no
tenga) solo existe en su modalidad despectiva.
Ahora
bien, ¿porque existe la frase en modalidad despectiva en primer lugar? ¿De
donde viene el desprecio por el “saber de todo”? Dice Jake Chapman que en los
tiempos en que éramos cazadores-recolectores, se esperaba que cada miembro de
la tribu desarrollara fluidez en una tarea en especifica. A medida que avanzó
la economía, fue aumentado la necesidad de especialización. Los salarios
reflejan esa realidad. Agregaría yo, tal vez es por eso que como regla general
un doctor en Derecho gana más que una persona con tres licenciaturas. Sin
embargo, Chapman agrega que la economía actual requiere más que nunca del master
polymath (polímata maestro) en vista de que es en donde convergen dos o más
sectores que se ubican las mayores posibilidades de crecimiento. Fijémonos cómo
un mismo grupo empresarial puede tener intereses en diversos sectores:
farmacéutica, alimentación, educación, electrodomésticos, entre otros.
Yo
traería a colación, también, el argumento del respeto al libre desarrollo de la
personalidad. Si a fulano le gustan muchas áreas, pues tiene derecho a
desarrollarlas. Un complejo cóctel de variables tanto de nacimiento como del
entorno influyen en eso.
Ahora, ¿son todas las críticas que se le
pueden hacer a las personas multipotenciales inválidas? No. Dice James Lieu que
la persona multipotencial puede fracasar si en todas las áreas en que se
embarque permanece en un nivel que oscile entre la mediocridad y el promedio.
Argumenta que es necesario que, para que la persona multipotencial pueda ser exitosa,
brille en al menos uno de sus intereses.
Sin embargo, dice la Wikipedia que hay que
tener cuidado. El brillar en una destreza puede tomar tiempo. Esto puede causar
apatía. También, impulsividad y conformismo a la hora de la toma de decisiones
académicas. Es también un factor la presión no saludable que amigos, parientes
y profesionales puede ejercer para que el individuo, siendo una persona
multipotencial, opte por la especialización.
Chapman aconseja ciertas medidas para evitar
problemas. Cita la Ley de Pareto: 80% de los resultados vienen de 20% del
esfuerzo. Esto significa que si dominar un segmento toma diez años, puedo
domarlo en un 80% en ⅕ del tiempo: 2 años. También
recomienda organizarse, especialmente porque “las reglas del juego” puede que
beneficien a los especialistas. Sugiere trazar un plan de estudio y acción
tomando en consideración donde queremos estar en 5-10 años. Les comparto el
articulo porque creo que vale la pena leerlo: https://techcrunch.com/2015/10/17/specialization-polymaths-and-the-pareto-principle-in-a-convergence-economy/
Entonces, si tengo razón cuando intuyo que soy una
persona multipotencial, no debería intentar sacarme la multipotencialidad a
trompás o ir a una terapia para sanarme porque no es un problema. Es una
virtud, con sus pros y sus contras. Ahora, ¿es sinónimo ser una persona
multipotencial con estar disperso? ¡No! Jamás en la vida. Como argumentan los
expertos, hay que brillar en algo. Eso se logra con organización y disciplina.
Creo que las personas multipotenciales se encuentra en una disyuntiva única. Si
se descuidan, flotan un tronco movido por las olas. Sin dirección alguna, tal
cual una hoja que flota con el viento. El mercado laboral y su sociedad les
castigará. Ahora, si hacemos lo que tenemos que hacer, podemos brillar como el
oro.
Me pueden criticar por no vivir bien mi
multipotencialidad, mas no por ser multipotencial. El éxito se mide de muchas
formas. Contribución a la sociedad y capacidad de poner un techo por encima de
la cabeza son dos principales. Se puede contribuir a la sociedad y no poner un
techo por encima de la cabeza. Eso le pasa a muchos olvidados de la sociedad
capitalista como los artistas, los filósofos, los profesores, los políticos
serios. También se da lo contrario: podemos poner un techo sobre nuestras
cabezas sin contribuir a la sociedad. Es el caso de los corruptos. Creo que las
personas multipotenciales estamos en una posición única para lograr ambas
cosas. No tenemos solo la posibilidad, sino la obligación. No creo que haya una
sola carrera que este mal para estos tipos de personas. Martin Luther King y
Martin Lutero eran abogados. Marx, el primer sociólogo sin haber
estudiado sociología como carrera, era abogado también. Salvador Allende era
médico. Con organización y disciplina, todo se puede. Y recordemos que, si se
está apretando lo suficiente, no se está abarcando mucho.