De los carteles y el lavado de activos en Nuestra América
Creo, es mi convicción, que algunos problemas que la economía dominicana presenta son por actitud, no aptitud. Una demanda de la AIRD, que el periódico El Dinero reportó reiteró dicho gremio es la problemática eléctrica que ahuyenta IED que es capaz de estimular la creación de empleo digno y decoroso con transferencia tecnológica que contribuya al bienestar común de la posteridad de los mas necesitados.
Un ‘honorable’ dijo en la otrora Gran Colombia que el narcotráfico era la actividad económica que más divisas le entraba a su país, y ya sabemos que Latinoamérica depende de divisas, o ‘monedas fuertes’ como anteriormente se les llamaba pues el “reguerismo económico del alabrigandinismo medalaganario latinoamericano” siempre ha dado de qué hablar fruto de la falta de un sólido marco legal-juridico aplicado; un mal ancestral es el estado poco representativo.
En sus inicios, el estado latinoamericano no representaba al indígena, al negro en los tiempos coloniales. Hoy vemos, como argumentó Carlos Alberto Montaner, que todavía eso de representar a toda la ciudadanía, y residentes a los cuales hay que representar, sigue siendo tarea pendiente en nuestra labor de consolidar sociedades democráticas abiertas en donde retorna la confianza entre los ciudadanos.
Porque Latinoamérica siempre ha dado de qué hablar en cuanto a "ineptitud" para muchas cosas, pero antes por lo menos antes había más confianza y por ende más paz social en lugar de las fragmentaciones que vemos hoy. Estas fragmentaciones, que son -para usar un dominicanismo- el “cada cabeza es un mundo” excesivo, surgen en parte por cambios materiales, a nivel de la estructura económica, con más fuerza que nuestra psiquis colectiva para aguantarlos y asimilarlos bien
Mas es menester señalar con igual ahínco que en Latinoamérica, a medida que nos insertamos como colectivo en el concierto de naciones libres del mundo, observando las admoniciones -que válidamente hacen grandes pensadores como Claudio Katz- con progreso y orden, debemos abandonar paulatinamente, por añadidura, las actividades económicas irregulares via medidas contundentes y sostenibles.
Son fenómenos como el Cartel de Sinaloa, a mi juicio, problemas con solución: heridas abiertas que dejan la apertura de las venas de América Latina para usar la idea de Galeano, el controversial autor del controversial tomo aquel que un presidente venezolano le regalo a uno norteamericano.
Más, no obstante, con igual ahínco y vehemencia me siento en el deber de afirmar que los actores que hoy dependen de "la economía canalla", de actividades irregulares, es porque -en muy buena medida- sus instituciones, históricamente débiles, les fallaron. Y digo en gran medida, porque hay gente que ni el estado, ni la familia ni la Iglesia le fallo, pero somos seres con libre albedrío y ese creo es el que no tiene solución: el que sin ningún buen motivo para ser canalla, decide serlo.
De ahi que la problemática que presentan la existencia de carteles como La Familia Sinaloense, NO es atacando con drones a sus integrantes que se resuelven. Es, propongo inspirado por la ética cristiana y el mismo sentido común que compartimos todos los humanos, reintegrandolos a la sociedad vía trabajo digno y decoroso que contribuya al perfeccionamiento de su personalidad.
Estados Unidos puede y debe ayudar vía, por ejemplo, concesiones tipo I.E.D. para la manufactura de productos y servicios esenciales de demanda predecible, como uniformes para sus cuerpos castrenses, en zonas económicamente deprimidas, para eventualmente eliminar el flagelo del emigrante latinoamericano por falta de living wage digno en su país de origen.
Cada sicario, "pusher", pitufero, es un policía, médico y abogado en potencia que ve sus aspiraciones troncadas por la pobreza que perpetúan estructuras que codifican la maldad en el ADN social. S.E. Chavez dijo: ser rico es malo. Y secundaré algo: el que se hace rico a costa de la miseria y el sufrimiento de otros, es una persona que está intrínsecamente desordenada. Necesita misericordia, compasión tras arrepentimiento y reparación del daño causado así como garantizarle a su sociedad que no causara más daño.
El ser humano es complejo y polifacético, pero todos queremos lo mismo: dignidad. Todos queremos que abunde lo bueno. Todos queremos minimizar el sufrimiento y dolor que trae consigo necesariamente el peregrinar en la casa común que es el planeta Tierra. Entonces, vuelvo y reitero: pan, tierra, trabajo, dignidad, valores, familia, orden, amor, DIOS; esa es la respuesta.
Pero la miseria espiritual de unos se alimenta de la miseria material de otros. No es tarea fácil, no es tarea difícil; es tener Voluntad, ese fuego que arde y desprecia a la oprobiosa cadena que oprime hasta malear su acero al punto que el sujeto queda libre. Latinoamérica, es mi impresión, no quiere ser el microtraficante del mundo que solo exporta vicios, legales e ilegales. Latinoamérica quiere darle al mundo ideas, corazón, energía…
Sé que la confitería barata con nuestro cacao y azúcar es algo, me encantaría que las personas que habitan el Norte Global que necesitan de nuestras frutas autóctonas como el jobo de puerco, la jagua y el zapote pidan eso en vez de "chocolates ultraprocesados 1% cacao". Mas si nuestros aliados y socios comerciales tradicionales y emergentes nos piden enfermedad, habrá que hacer como S.E. Fidel cuando obsequió unos puros cubanos y le dijo al huésped: “Eso mata, pero a ti te gusta”.
Hoy, Día Internacional de la Discapacidad, es menester recordar que la violencia desmedida y el crimen organizado son, trágicamente, fábricas de discapacidad en nuestros barrios. ¿Cuántos jóvenes latinoamericanos hoy recorren nuestras calles en sillas de ruedas, víctimas de balas perdidas o de ajustes de cuentas de esa "economía canalla”?
La problemática no termina en la herida física; se extiende a la discapacidad del Estado, que al ver sus recursos drenados por el lavado y la corrupción, carece de la potencia para brindar infraestructuras de inclusión y rehabilitación dignas. Así como afirmo que el sicario es un profesional en potencia frustrado, afirmo que la persona con discapacidad es un motor de desarrollo que la sociedad, en su ceguera moral, decide ignorar.
Si Latinoamérica quiere exportar corazón y energía, no puede hacerlo dejando atrás a los más vulnerables, que son los mas vulnerables sin ningún buen motivo; la verdadera discapacidad de una nación no reside en los cuerpos de sus ciudadanos, sino en la atrofia espiritual de unas instituciones inclusivas que no garantizan "pan, tierra y dignidad" para todos los que cumplen con sus deberes ciudadanos constitucionales, a según su capacidad, por igual.
Me da risa como una persona con discapacidad leve/nula de un 10% fácilmente en República Dominicana hay que decir que, solamente por el entorno hostil, en España tiene discapacidad leve o nula del 10% pero que en la capital dominicana es de un 33% y hay que darle los incentivos de toda indole para garantizar su participación plena en la sociedad a según manda la ley 5-13 de dicho país.
Asimismo, es menester visibilizar a las mentes neurodivergentes que, rechazadas por un sistema educativo rígido que confunde diferencia con incapacidad, son empujadas muchas veces hacia los márgenes de la informalidad. Muchos de esos jóvenes, etiquetados erróneamente como "problemáticos" o “flojos” en las escuelas, poseen una creatividad y un enfoque único que, sin el cauce adecuado, termina siendo capitalizado por estructuras delictivas o desperdiciados en el olvido.
La verdadera inclusión implica reconocer que la neurodivergencia no es un error del sistema, sino una variante de la inteligencia humana que nuestra sociedad no se puede dar el lujo de perder.
Es cuanto.
Posdata: Me referí a ocasiones en las cuales Latinoamérica parece floja, problemática, “alabrigandinsita”, “reguerista” y “medalaganaria”, mas me pregunto si los continentes fueran personas si América del Sur, Centroamérica y El Gran Caribe (y Mexico, que es Norteamérica pero se comporta como la elite de Centroamérica) son en verdad sujetos con una discapacidad que ameritan terapia cognitivo-conductual basada en evidencia, descolonizada claro, y un MUUUY buen “ajuste razonable”.
