Saturday, November 23, 2019

La perdida del enamorado

“A veces estoy en Santo Domingo, pero me siento en Ciudad Trujillo. A veces estoy en Santo Domingo, pero me siento en Petionville. A veces estoy en Santo Domingo, pero me siento en Miami. A veces me siento un desterrado en mi propia patria” 
 
–Mario Nouel

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No se cuantos de mis lectores se hayan enamorado al menos una vez en la vida. Yo me he enamorado y doy gracias a Dios por ello. No obstante, en el juego del amor, a veces sufrimos dolor. Hoy quiero tratar brevemente la perdida del enamorado.

Para hablar de la perdida del enamorado, hablemos primero del enamorado. Tal vez para todas las personas, a nivel individual, es diferente. Hablare de mi experiencia particular.

            El enamoramiento es un suceso biopsicosocial y espiritual tan simple como complejo. A medida que crecemos, en una sociedad occidental moderna (ya sea desarrollada o en vía de desarrollo, para emplear términos que no adoro emplear), vemos que las personas que nos rodean tienen enamorados y enamoradas. Lo vemos en la televisión, lo vemos en nuestros familiares. Creo que es común que preguntemos si tendremos enamorados, o que se nos diga que los tendremos después de cierta edad. Vale la pena mencionar que el proceso de desarrollo psicoemocional con respecto a la pareja varia de la “norma” para las personas LGBT.

            En mi caso, no obstante, sintiéndome atraído por el mismo sexo sin saber que lo que sentía era atracción y deseo, identificaba como deseaba que mi pareja del sexo opuesto fuese. ¡no pensaba que habría alternativa!

            Recuerdo que bien temprano, pasaba mucho tiempo con una muchacha y llegue a decir que quería que fuese mi novia. Algunas figuras de autoridad entendieron que era muy temprano y otras todo lo contrario. Después pasaba mucho tiempo con otra mujer, pero cuando me preguntaban si quería que fuese mi novia decía que no. Creo que ahí me enseñaron a decir “me gusta como amiga”.

            Pasaron los años y conocí otra muchacha. La sacaba a bailar en actividades sociales. Me proyectaba al futuro, cuando nos separaron, y me imaginaba que feliz fuese mi vida a su lado. Idealizaba la idea de tener un pareja que me gustara. Sin embargo, atracción cruda y sexual, en esos tiempo, sentía era por un amigo. Sin embargo no sabia que hacer con el. Hoy pienso en retrospectiva sobre lo que pude haber hecho respecto a esos tangos a los que me invitaba la vida, aun sin saber bailarlos.

            Adelantémonos al futuro. Hoy día, con 27 años, se mas o menos que busco en una pareja. Todavía no se si la quiero mas alta o mas bajita, pero he aprendido sobre lo que me gusta en cuanto a belleza y carácter. Yo me pongo en situaciones en las cuales puedo conocer gente, y si noto física con alguien tomo la iniciativa o espero que la tome la otra persona…¡Me pregunto si hay quienes hacen el juego del amor diferente!

            He conocido enamorados en fiestas, en contextos laborales, en luchas por causas, en aplicaciones digitales para citas, en discotecas, entre otros sitios. A veces el pretexto es un cigarrillo que evoluciona a una amistad tras subida mutuas de tono en las interacciones, otras veces el “que se yo” esta y las indirectas se van hacienda cada vez mas intensas en cada intercambio. Hay ocasiones en las cuales se intercambia un numero y tras comprobar que deseamos algo mas decidimos ir concretando el asunto, usualmente respetando las normas sociales a lugar. Esta también el método virtual, un método con tal vez la posibilidad de que el interlocutor este apersonando a otra persona y/o tenga fines espurios como única desventaja.

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            Hemos hablado sobre el enamorado, hablemos ahora sobre la perdida de esta anhelación concretada. Algunos amados se convierten en una obsesión, otros bien pueden ser como un postre que da la vida. Con eso ultimo quiero decir algo a disfrutar en moderación para endulzarnos la existencia. Lógicamente, la tipología de la perdida del ser querido de manera romántica y erótica  recaerá sobre en que tipo de enamoramiento desencadenaron los acontecimientos.

            ¿Por que perdemos a los enamorados? A nivel espiritual podemos considerar que es porque ya esas personas cumplieron el propósito que estaban predestinadas a cumplir en nuestras vidas. A nivel psicológico, tal vez hay heridas o mala conductas aprendidas en cualquiera de las partes que hay que sanar antes de que el individuo pueda embarcarse en una relación excelente. Digo excelente porque entiendo que, con esfuerzo, ningún ser humano tiene porque conformarse con relaciones humanas inferiores a eso. Los defectos en el carácter o anhelos diferentes para el futuro son un motivo por el cual puedan dos amantes decidir partir caminos separados. En el futuro me gustaría tratar las teorías sicoanalíticas del enamoramiento expuestas por grandes como Freud.

            Toquemos la sociología: a veces el objeto de devoción parte porque su contraparte tiene ideas que no agradan a su contexto y las presiones sociales contra la relación prevalecen. Puede ser un problema por ideología política, puede ser una diferencia de color, de abolengo, de capacidad económica (a veces el que tiene menos puede preferir una persona con una situación económica mas similar, incluso, o vice-versa).

            Vayamos a las ciencias naturales porque el autor que os habla tiene la costumbre de a todo meterle psicología evolutiva. Debemos recordar que nos adaptamos para que el cerebro libere químicos que nos recompensen  la creación de vínculos que nos sumen. Uno de ellos es, por ejemplo, la oxitocina. El cudding o las añoñadas, ya sea entre humanos, o entre animales, se sienten tan bien porque provocan descargas de oxitocina (sin con eso querer eliminar el factor sicosocial de la ecuación). Ciertamente, a veces nuestro sistema se confunden (en escritos pasados tocamos como las diferentes partes del cerebro a veces entran en conflicto unas con otras). Esto ocurre con relaciones abusivas, por ejemplo. La perdida del ser que nos ha dado tantas inundaciones de químicos que se sienten bien ciertamente por eso mismo se puede sentir tan desgarrante.

Terminar una relación que nos ha llenado de placer puede equiparse con algo peor que dejar de fumar. Tal vez quienes se han recuperado de adicciones a drogas fuertes como la heroína pudieran comentar si hay equivalencia. Ahora, yo que he dejado de fumar un paquete de cigarrillos al día al estilo cold turkey puedo afirmar que he tenido rompimientos mucho peores que ello. Nuestra misma relación con sustancias adictivas y nuestras actitudes frente a ellas (algo siempre controversial en occidente cristiano) pueden hasta informar nuestro método de relacionamiento y alejamiento de la pareja.

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