“A
veces estoy en Santo Domingo, pero me siento en Ciudad Trujillo. A veces estoy
en Santo Domingo, pero me siento en Petionville. A veces estoy en Santo
Domingo, pero me siento en Miami. A veces me siento un desterrado en mi propia
patria”
–Mario
Nouel
(1)
No se cuantos de mis lectores se hayan
enamorado al menos una vez en la vida. Yo me he enamorado y doy gracias a Dios
por ello. No obstante, en el juego del amor, a veces sufrimos dolor. Hoy quiero
tratar brevemente la perdida del enamorado.
Para hablar de la perdida del enamorado,
hablemos primero del enamorado. Tal vez para todas las personas, a nivel
individual, es diferente. Hablare de mi experiencia particular.
El enamoramiento es un suceso
biopsicosocial y espiritual tan simple como complejo. A medida que crecemos, en
una sociedad occidental moderna (ya sea desarrollada o en vía de desarrollo,
para emplear términos que no adoro emplear), vemos que las personas que nos
rodean tienen enamorados y enamoradas. Lo vemos en la televisión, lo vemos en
nuestros familiares. Creo que es común que preguntemos si tendremos enamorados,
o que se nos diga que los tendremos después de cierta edad. Vale la pena
mencionar que el proceso de desarrollo psicoemocional con respecto a la pareja
varia de la “norma” para las personas LGBT.
En mi caso, no obstante, sintiéndome
atraído por el mismo sexo sin saber que lo que sentía era atracción y deseo,
identificaba como deseaba que mi pareja del sexo opuesto fuese. ¡no pensaba que
habría alternativa!
Recuerdo que bien temprano, pasaba
mucho tiempo con una muchacha y llegue a decir que quería que fuese mi novia.
Algunas figuras de autoridad entendieron que era muy temprano y otras todo lo
contrario. Después pasaba mucho tiempo con otra mujer, pero cuando me
preguntaban si quería que fuese mi novia decía que no. Creo que ahí me
enseñaron a decir “me gusta como amiga”.
Pasaron los años y conocí otra
muchacha. La sacaba a bailar en actividades sociales. Me proyectaba al futuro,
cuando nos separaron, y me imaginaba que feliz fuese mi vida a su lado.
Idealizaba la idea de tener un pareja que me gustara. Sin embargo, atracción
cruda y sexual, en esos tiempo, sentía era por un amigo. Sin embargo no sabia
que hacer con el. Hoy pienso en retrospectiva sobre lo que pude haber hecho respecto
a esos tangos a los que me invitaba la vida, aun sin saber bailarlos.
Adelantémonos al futuro. Hoy día,
con 27 años, se mas o menos que busco en una pareja. Todavía no se si la quiero
mas alta o mas bajita, pero he aprendido sobre lo que me gusta en cuanto a
belleza y carácter. Yo me pongo en situaciones en las cuales puedo conocer
gente, y si noto física con alguien tomo la iniciativa o espero que la tome la
otra persona…¡Me pregunto si hay quienes hacen el juego del amor diferente!
He conocido enamorados en fiestas,
en contextos laborales, en luchas por causas, en aplicaciones digitales para
citas, en discotecas, entre otros sitios. A veces el pretexto es un cigarrillo
que evoluciona a una amistad tras subida mutuas de tono en las interacciones,
otras veces el “que se yo” esta y las indirectas se van hacienda cada vez mas
intensas en cada intercambio. Hay ocasiones en las cuales se intercambia un
numero y tras comprobar que deseamos algo mas decidimos ir concretando el
asunto, usualmente respetando las normas sociales a lugar. Esta también el método
virtual, un método con tal vez la posibilidad de que el interlocutor este apersonando
a otra persona y/o tenga fines espurios como única desventaja.
(2)
Hemos hablado sobre el enamorado,
hablemos ahora sobre la perdida de esta anhelación concretada. Algunos amados
se convierten en una obsesión, otros bien pueden ser como un postre que da la
vida. Con eso ultimo quiero decir algo a disfrutar en moderación para
endulzarnos la existencia. Lógicamente, la tipología de la perdida del ser
querido de manera romántica y erótica recaerá
sobre en que tipo de enamoramiento desencadenaron los acontecimientos.
¿Por que perdemos a los enamorados?
A nivel espiritual podemos considerar que es porque ya esas personas cumplieron
el propósito que estaban predestinadas a cumplir en nuestras vidas. A nivel psicológico,
tal vez hay heridas o mala conductas aprendidas en cualquiera de las partes que
hay que sanar antes de que el individuo pueda embarcarse en una relación
excelente. Digo excelente porque entiendo que, con esfuerzo, ningún ser humano
tiene porque conformarse con relaciones humanas inferiores a eso. Los defectos
en el carácter o anhelos diferentes para el futuro son un motivo por el cual
puedan dos amantes decidir partir caminos separados. En el futuro me gustaría
tratar las teorías sicoanalíticas del enamoramiento expuestas por grandes como
Freud.
Toquemos la sociología: a veces el
objeto de devoción parte porque su contraparte tiene ideas que no agradan a su
contexto y las presiones sociales contra la relación prevalecen. Puede ser un
problema por ideología política, puede ser una diferencia de color, de
abolengo, de capacidad económica (a veces el que tiene menos puede preferir una
persona con una situación económica mas similar, incluso, o vice-versa).
Vayamos a las ciencias naturales
porque el autor que os habla tiene la costumbre de a todo meterle psicología evolutiva.
Debemos recordar que nos adaptamos para que el cerebro libere químicos que nos
recompensen la creación de vínculos que
nos sumen. Uno de ellos es, por ejemplo, la oxitocina. El cudding o las añoñadas, ya sea entre humanos, o entre animales, se
sienten tan bien porque provocan descargas de oxitocina (sin con eso querer
eliminar el factor sicosocial de la ecuación). Ciertamente, a veces nuestro
sistema se confunden (en escritos pasados tocamos como las diferentes partes
del cerebro a veces entran en conflicto unas con otras). Esto ocurre con
relaciones abusivas, por ejemplo. La perdida del ser que nos ha dado tantas
inundaciones de químicos que se sienten bien ciertamente por eso mismo se puede
sentir tan desgarrante.
Terminar una relación que nos ha llenado de
placer puede equiparse con algo peor que dejar de fumar. Tal vez quienes se han
recuperado de adicciones a drogas fuertes como la heroína pudieran comentar si
hay equivalencia. Ahora, yo que he dejado de fumar un paquete de cigarrillos al
día al estilo cold turkey puedo
afirmar que he tenido rompimientos mucho peores que ello. Nuestra misma relación
con sustancias adictivas y nuestras actitudes frente a ellas (algo siempre
controversial en occidente cristiano) pueden hasta informar nuestro método de relacionamiento
y alejamiento de la pareja.
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