Sunday, March 22, 2020

¿Es la bestia inferior al dios?



Como estudioso del homo sapiens sapiens, hay un espacio de interacción cotidiana que me intriga: el vestuario. El vestuario es un espacio muy cargado. Para empezar, la mayoria reprimen sus deseos mismosexuales y el vestuario es un campo de batalla. Segundo, la desnudez compartida invita a reevaluar ciertas ideas (así sea de manera inconsciente) como las que tenemos respecto a la valía de la persona por su condición social. Este lugar es un espacio en el cual, por breves instantes, no valen los artículos de lujo como el reloj, los zapatos y el celular. Consecuentemente, “otros atributos” se revalorizan en la construcción de la jerarquía social que está, a mi entender, siempre presenta de manera implícita en los grupos de mamíferos humanos. Otro tema que me intriga mucho, y que en este espacio cobra importancia, es aquel de las reglas no escritas.

Empiezo con este relato pues hoy llego a mi feed de Quora una anécdota. Un episodio que le sucedió a un individuo. Este procede a analizar socio biológicamente lo sucedido.

Habla el hombre sobre como proceder a cambiarse una vez que estaba jugando squash en un club. No recuerdo si él estaba solo o acompañado. Cuenta que el vestuario era amplísimo: cabían por lo menos 20 personas. Sin embargo, entran dos personas mas a vestirse. Toman sus lugares de tal manera que uno de ellos queda justamente al lado de él. Reitero que había espacio de sobra en el lugar para no estar “como sardinas en lata”. El sujeto, admitiendo la aparente no-idoneidad de la situación pide disculpas. Alega que quería estar al lado de su amigo. El relator en cuestión, entonces, menciona que sintió su intimidad siendo violada. Teoriza sobre lo arraigado que está el instinto de manada en los nosotros los seres humanos.

De inmediato, me vinieron memorias y teorías. Me encantan los temas sociobiológicos. En el colegio preuniversitario se me daban mejor las ciencias sociales a las naturales. No obstante eso, en cuanto relacionaba la química y la biología con la política y la sociología la disciplina de Darwin, Fleming, Pasteur y Dawkins cobraba vida. Me encantaba la psicología evolutiva (disciplina que se critica, más entiendo tiene valor). Además, para estudiar desde la ciencia jurídica y la ciencia política el debate en torno a la enseñanza de la biología evolutiva había que saber algo de biologia y quimica. Fue sumamente influyente, a modo de cambio de paradigma, mi descubrimiento de la obra de Edward O. Wilson. He hablado de esto antes. Uno de los grandes debates de hoy es sobre si tenemos o no los humanos una naturaleza innata. La ciencia natural nos puede iluminar mucho en esta área. Es importante la pregunta para la política porque para determinar de qué manera nos organizamos mejor y distribuimos mejor los recursos, hay que analizar en primer lugar como somos los humanos.

Me pareció comico el episodio. Algunos pueden pensar que el muchacho que se cambio cerca de quien hace la anectdota es homosexual. No se si lo es, pero entender que es mas homosexual que heterosexual por ese comportamiento es un absurdo. Las mujeres frecuentemente, al menos en mi cultura, gustan de ir al baño juntas. No por eso son, necesariamente, más lesbianas que heterosexuales. Tenemos el instinto de andar juntos y buscar seguridad en los números porque eso nos ayuda a sobrevivir. Después de todo, los abrazos crean oxitocina: una hormona que nos hace sentir bien. La sentimos, tambien, cuando nos acurrucamos con animales. Creo que hasta cuando compartimos con plantas ocurre algo a nivel bioquímico. El otro dia pensaba que hay acciones que nos hacen sentir bien porque son necesarias. No obstante eso, algunos entienden erróneamente lo contrario: hay acciones qeu son necesarias porque nos hacen sentir bien. ¡El orden de los factores, ahi, si altera el producto! Cabe señalar que es cierto que hay seres asexuales y seres solitarios. Entiendo que tienen su propósito en la biosfera.

Yo mismo he sentido el primal llamado a estar en grupo. Hay veces que quiero quedarme estudiando, sin embargo me entra el deseo de buscar compañía. Una contradicción que ocurre en el cerebro cuando la parte más vieja de este órgano pide algo y la que evolucionó más tardíamente pide la otra. Las personas con problemas de comer compulsivamente y de tabaquismo viven esa contradicción a diario. Una parte del cerebro pidiendo otro pastel, y la otra diciéndole que no debería porque escogió querer un cuerpo esbelto. En ese mismo orden quien con mil razones para no encender un cigarrillo, los enciende compulsivamente en búsqueda de ese momento en el cual respirará hondamente e ingresara nicotina a su torrente sanguíneo. Cuando ignoramos nuestros instintos, predomina una parte del cerebro. Cuando no lo hacemos, para bien o para mal, predomina la otra.

Hay quienes se ven tentados a tener sexo sin protección o a violar un mandato judicial de abstenerse de bebidas alcoholicas. Ahi nuestros instintos funcionan en nuestro detrimento. Ahora, en otras ocasiones, creemos algo certero sin motivo logico-racional para creerlo. Ahi nuestros instintos estan funcionando para nuestro bien. A eso algunos lo llaman intuición. Ademas, dependemos de ese instinto cuando manejamos, porque no siempre planeamos la ruta mediante nuestras facutlades logico-analiticas. Por ejemplo, yo bajo de mi cuarto a la cocina sin planificar la ruta.

Hay quienes ven al homo sapiens sapiens como un punto intermedio en una progresión lineal que va desde el antecesor común con los monos hasta lo que sea que depara nuestra adaptación y progreso como especie. Ahora, yo me pregunto ¿qué rol jugarán los instintos en nuestro futuro?. Hay quienes dicen que el hombre es mitad dios y mitad bestia. ¿Soy yo el único que ve implícita, cuando usamos esa frase, a la parte bestia como inferior a la parte divina? ¿Es nuestra parte bestia algo a ser renegado y superado? ¿O es nuestra parte bestia algo a ser celebrado y explorado? El hombre que quiso cambiarse junto a su amigo, por esa decisión, es inmediatamente menos susceptible a ser víctima de la violencia. Con esa acción, también, solidifica su enlace con ese amigo: ahora es más probable que le comparta sus papitas o que le de un préstamo. Ahora, el malo de la película no es el que sintió que su intimidad o espacio personal estaba siendo violado. No, a mi juicio ese instinto es válido también. Tiene que ponerse chivo porque dos extraños están muy cerca de él en un momento vulnerable. Eso incrementa su posibilidad de salir herido en caso de violencia. Así como tenemos el instinto de manada tenemos también el instinto de territorialidad.
           En este caso, sus “partes bestias” le informaron bien a los dos. Aunque, claro, desde antes que el ser humano codificara las normas sociales ya la sociedad ideaba maneras de que los instintos no cercenaron el respeto al derecho ajeno (que es la paz, según Benito Juarez). Y una regla no escrita en los vestuarios es que hay que guardar distancia prudente de personas que no conocemos. Por eso, no siempre debemos escuchar nuestros instintos. Ciertamente, escuchar nuestros instintos “y ya” puede resultar tanto cómico como trágico.

Teoricemos sobre la parte divina. Leía hace poco sobre cómo el ser humano aparentemente está cableado para no colaborar con miembros de grupos distintos al nuestro. Eso explicaría porque los gays y los cristianos fundamentalistas no se ponen de acuerdo. Lo mismo los haitianos con los dominicanos. Es interesante lo que aporta para el debate la existencia de “gays cristianos” y “dominicohaitianos”. Ahora, cuando contra todo pronóstico ocurre progreso en la resolución de problemáticas comunes, diría que está predominando la “parte divina”.

¿Es siempre superior la parte divina a la parte bestia? Me encuentro renuente a afirmar eso. Si ves alguien que siempre ha tenido problemas con tu grupo, te pondrás chivo. Yo argumentaría que siempre hay que estar un poco chivo. Son muchos años de programación y resentimiento estorbando buenas relaciones. Eso no se supera de la noche a la mañana. He ahí la importancia de instituciones fuertes en la sociedad que nos permitan ser seres humanos. Cortes rápidas y eficientes que medien, para no tener que recurrir a hacer justicia con nuestras propias manos y que sirvan para disuadir a cualquier malhechor en primer lugar. Sin embargo, al ver un “enemigo” de nuestra tribu, tampoco hay que desbocarse en hacer más difícil la interacción. Argumento que hay que permitir que nuestro dios interno y nuestra bestia interna se desarrollen en perfecta armonía. Perdonar, pero no olvidar. Darse a respetar, pero no agredir. Compartir, pero defender lo propio. Hacer lo que más me conviene, pero respetando el derecho ajeno.

Me viene a la mente el tipo que quiso cambiarse junto a su amigo. ¿Como pudiera obtener los beneficios que ese gesto de amistad le proporcionasen (de manera inconsciente, claro, no se trata de ser interesado) respetando el derecho del otro a no cambiarse con extraños desnudos en incómoda proximidad? En la vida hay dilemas morales parecidos: cuando un amigo nos pide que hagamos trampa en clases o en los negocios, cuando nos enteramos que alguien cercano y querido está haciendo lo mal hecho,  cuando le llevo un guineo a mi novia a clases “porque estoy caliente” pero una compañera hambrienta me lo pide al ver que tengo dos… ¡hay un sin número de situaciones en las cuales nuestra parte animal y nuestra parte divina entran en conflicto!

En cierto sentido, hay que superar nuestra parte animal. Cito a cuando nos pide que comamos en detrimento de nuestra salud. Sin embargo, expertos en alimentación nos sugieren que cuando queremos comer en demasía, debemos hacerlo porque privarnos de ese momento solo lo volverá más seductor y el deseo de vivirlo más poderoso. Aquí vemos la entrega a la parte animal como puerta para superarla.
En cuanto al sexo ocurre algo similar. Hay quienes ven el privarse del sexo como la puerta para avanzar espiritualmente. Sin embargo, tenemos a quienes entienden lo contrario: el disfrute del sexo como puerta para dicho acelerón del progreso de nuestra alma. Los ascetas contrapuestos a los tántricos. ¿que opinan ustedes? ¿Es la entrega a la parte animal la via para superarla? ¿o es dejarla morir de hambre la puerta para vencerla?

Reitero tambien, ¿es la parte animal algo a vencer? Los dioses griegos eran dioses, y no por eso dejaban de sentir celos o ira. No debajan de hacer triquiñuelas, de tener banquetes, de tener sexo. En la Biblia, Jehova tambien es presentado como susceptible a los celos. ¿Son los mismos dioses que ha tenido la humanidad aun bestias en cierto sentido? ¡Veo que tienen su parte animal! Tal vez es simbiótica la relación entre la parte bestia y la parte divina… Mientras más divinos, mejores bestias. Y mientras más bestias, mas divinos. Aunque claro, todo en su justo lugar: un desequilibrio echa por la borda el teorema.

Tomemos como ejemplo el coronavirus. Hay quienes han citado a la hipótesis Gaia y dicen que es una manera de la tierra autorregularse. El hombre ha abusado de la tierra, comportándose como ser omnipotente y omnisciente hasta que llega el planeta a devolverlo a su lugar. Tal vez nos faltó ser un poco más bestias. Aunque, claro, el ser en exceso bestias nos ha traído horrorosos crímenes de guerra. Tal vez aplica el viejo adagio popular: todo en exceso es malo.

El coronavirus, dice Zizek, trae la contradicción que nos obliga simultáneamente a buscar compañia y a no poder buscarla. Nos hace esta pandemia, más necesitados de compañía humana y a la vez nos lo niega. Pero ojo, el hombre como ser creador ha ideado las computadoras. Via Zoom, YouTube, Skype, WhatsApp, IG Live y demás hemos burlado en parte las prohibiciones del coronavirus. Virus que, como dice un meme, cuando no nos está haciendo exagerar su peligro nos hace subestimar. Zizek habla también de cómo nos obliga a buscar de la ciencia y a re-imaginar nuestra sociedad. El mundo pos-coronavirus, entiendo yo, debe ser más equitativo en la distribución de recursos y más respetuoso de la ciencia natural. Asimismo, más respetuosos de los profesionales de la salud mental. Pues lavarse las manos frecuentemente es tan importante como no volverse locos.

En fin, el hombre se crece como un dios y olvida que es un animal. Aunque también vemos que el hombre a veces olvida su potencial divino y se comporta en exceso como un animal. El coronavirus re-equilibra. Argumenta el teólogo Leonardo Boff citando a Lovelock (quien ideó la hipótesis Gaia sobre cómo la tierra se re-equilibra internamente) que el coronavirus restablece los balances de una manera más que literal. Los científicos trabajan rápidamente en la búsqueda de una vacuna. Pero hay gente que aún no cree en las vacunas. Y con todos los sucesos inverosímiles que el afán de lucro ocasiona, yo no los culpo. Espero que sirva esta reflexión para despertar inquietudes que lleven a analizar la vida tanto individual como colectiva más críticamente en pos de su mejora. Como dice una persona: frente al caos inverosímil, a veces basta con crear duda sana. Resultado de imagen para afan de lucro

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