Saturday, February 27, 2021

Seducido por un intelectual francés negro

 Seducido por un intelectual francés negro.

El otro día andaba deambulando por el país con una fijación. Me provocaba reacciones mixtas. Veía su figura y su obra con admiración, hasta que le escuchaba hablar o leía sus escritos. Era contradictorio.

Ese humano era más de lo que era. No sabía que me sucedía, hasta que parí el escrito sobre el inconsciente colectivo dominicano y el descuido a los museos. Ahí entendí porque me seducía.

Es una figura polémica. Hay quienes le acusan de violencia excesiva y rigurosidad académica medalaganaria. Por otro lado, nadie que se precie de serio puede descartar su solidez intelectual del todo. No conozco su obra bien.

En la televisión han caracterizado sus ponencias de “manjares intelectuales”. Esa noción de manjar intelectual me seduce de igual manera. El manjar es algo que nos da sustento y placer a la vez. Es simbólico de una ocasión especial, aunque la economía moderna le permite a muchos darse manjares que hace siglos eran prerrogativa exclusiva de los más ricos. El “manjar” de aquella ocasión no me gustó. Me pareció poco variado, tal vez algo anticuado, me rechinaron algunas de las especias. Sin embargo, veo su magnum opus y no puedo evitar conceptualizarlo como “manjar intelectual”. No se que tan suculento esta. De hecho, abro sus páginas y lo que sospecho es que la variación elegante raya en lo pretencioso. Es posible que ese "pet peeve" mio no sea mas que una eterna venita ascetica-calvinista que prende su alarma ante cualquier ejercicio intelectual que no moleste a los timpanos por lo sobrio.  No obstante eso, trae a la mesa temas que hay que traer a la mesa. Quizás su mayor logro son las interrogantes que con mucha razón insiste en que no pasen al olvido.

Son pocos los que han dimensionado la dominicanidad. Todavía no entiendo del todo porque me seduce, pero aduzco que el critical engagement con su obra me es sumamente provechoso. Me parece es un ejemplo que muchos pueden verse inducidos a seguir. Tiene algo en común con Gohring, por suerte Vargas Llosa insta a los intelectuales a cuidar el físico. Los parisinos son dulceros, pero caminan mucho.

Las grandes preguntas de la vida son quienes somos, hacia dónde vamos, de dónde venimos, y que debemos hacer en caso de que nos estemos dirigiendo hacia donde no queremos ir. Aplican también para nuestro país: quien es la República Dominicana, hacia dónde va, de dónde viene y cómo redireccionar el proyecto patrio en caso de que ande por mal camino.

En mi adolescencia me hice mucho esas preguntas. Indague sobre mis orígenes y destinos, hacia como en el autoexamen de mis decisiones, con mucha frecuencia. Asiduo a la política desde chiquito, entiendo que con naturalidad llevaba mis a mi juicio provechosas dudas existenciales a lo colectivo.

 Me gustaba mucho escuchar “otras campanas” distintas al discurso oficial. Ahí es que su figura entra a mi vida en la forma de un libro que entra a mi biblioteca y un query que entra al buscador de Google en mi computadora.

Talvez no sacie mi hambre. Puede ser que la sacie en el futuro. Pero su persona no solo me hace darme cuenta de que tengo hambre sino que también me dice que me apetece. Eso merece bastante mérito. Entiendo como necesario para la posteridad que aclare las acusaciones de poca rigurosidad académica en, por ejemplo, su trato a la obra de Edwige Danticat. No descarto que tenga una especie de fetichización quasi-religiosa hacia su figura, más asevero tiene algo que quiero.

Creo que el hombre tiene mística. En sus videos, vemos una figura paternal con una voz a la vez severa y acogedora, alertandonos de los -en su opinión- peligros que enfrenta el proyecto-nación. Su habla suave, dentro de su elegante figura bien vestida, se complementan sobremanera con el francés con el cual salpimienta su elocución. Debe tener más años de los que aparenta…

Veamos por un lado esta caricatura, publicada en el Diario Libre. Todos los temas que señala como componente del teorema que es compartir la isla con la República de Haití son válidos. 





No podemos descartar el meollo del asunto: la existencia de carteles o centros de poder económico de ambos lados para cuyos la frontera es vital. Algunos dependen tanto de la existencia de la frontera como de su porosidad. Entiendo que se debe tener cautela con la presencia haitiana. Por igual, veo como necesario que entre dominicanos y haitianos exista el respeto y la buena voluntad. Si la República Dominicana la adeuda algo a Haití o, mejor dicho, si algunos dominicanos le adeudan algo al colectivo haitiano, esas deudas se pagan. No creo que sea el caso: ni el pueblo dominicano ni algunos dominicanos como la Familia Vicini le deben algo a Haití como colectivo.

Las “democracias capitalistas” de occidente tienen velas importantísimas en este entierro. Delata el manejo que se ha dado desde el postrujillato hasta hoy a las relaciones dominicohaitianas, por parte de los dominicanos, debilidad institucional. Apuesto al fortalecimiento institucional para tener un mejor país. Tengamos clemencia con el pueblo haitiano, víctima del poder económico. Y antepongamos ante todo lo que necesitamos para ser felices, que es ser justos. Eso último lo dijo Duarte.

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