Sunday, November 16, 2025

El Orden que Abre Camino: Juventud, Justicia y la Ley que Separa la Luz de la Sombra.

El Orden que Abre Camino: Juventud, Justicia y la Ley que Separa la Luz de la Sombra

            En tiempos antiguos se decía que la ley era una especie de viento claro: no gritaba, no buscaba protagonismo, pero tenía la fuerza suficiente para mover todo lo que estaba estancado. Hoy, en nuestras calles llenas de desafíos y esperanzas, necesitamos ese mismo impulso. No violencia, sino precisión. No dureza, sino claridad. Una autoridad capaz de cortar lo que estorba y dejar el camino limpio.



            La juventud dominicana lo siente en carne propia. Según los datos recientes, muchos viven entre la ilusión y la inquietud. La satisfacción personal no compensa la frustración económica, ni el deseo de oportunidades que parecen escasas. Que un 62% piense en emigrar habla de un país que necesita orden justo, transparente, confiable. No un orden ceremonial, sino uno que se vea, que se sienta, que funcione.



            Por eso es importante recordar que el imperio de la ley no es un castigo: es una guía. Cumplirla es honrar la verdad. Hacerla cumplir es proteger lo que es correcto. La vida urbana, con sus presiones y ritmos rápidos, exige decisiones claras, procesos limpios y una justicia que no pierda tiempo entre excusas, favores y atajos. Cuando el sistema falla, la gente se cansa. Y cuando la gente se cansa, busca soluciones extremas. No por maldad, sino por sobrevivencia.



            Es aquí donde entra la necesidad de descolonizar el poder judicial. No se trata de romper, sino de depurar. De separar lo esencial de lo inútil. De cortar viejas dependencias, viejas prácticas, viejos miedos. La justicia no puede seguir atrapada en tradiciones que ya no responden al presente. No puede estar atada a intereses particulares ni funcionar como si el país fuera el mismo de hace 40 años. La justicia tiene que respirar. Y para respirar, necesita soltar peso.



            La tecnología puede ayudar en ese proceso. No como adorno moderno, sino como herramienta espiritual de claridad: expedientes digitales, trazabilidad procesal, sistemas de verificación pública, auditorías automáticas, plataformas que no dejan sitio para la confusión ni para la manipulación. En un mundo donde todo se mueve rápido, la transparencia también tiene que moverse rápido. Donde la ley no llega, llega la duda. Y la duda desgasta.



            Yo, quien ya fue recibido dentro de las filas del PLD, más aún no juramentado dentro del mismo, me encuentro precisamente en ese punto entre lo viejo y lo nuevo. En un partido que prepara una elección gremial importante, pero también en un país que pide un tipo distinto de liderazgo: silencioso, firme, limpio. No es cuestión de fuerza, sino de enfoque. De saber qué cortar, qué conservar y qué hacer crecer.



            Porque un país ordenado no es el que castiga más, sino el que aclara más.
Un país justo no es el que grita su autoridad, sino el que la demuestra.
Y cuando la claridad entra, la sombra se aparta sola.



EN LA HECHURA DE ESTA ENTRADA SE EMPLEO LA IA GENERATIVA


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