Veo potable en el PLD dos candidaturas, las demás las veo hasta irrelevantes. Hablo de la de la Dra. Margarita Cedeño y la del exprocurador Dominguez Brito. La primera es muy buena porque facilita, a mi entender, la alianza con la FUPU. La segunda es una joya, porque el PLD tiene algo y es el tufo de corrupto. Si en la estrategia del partido que fundó Bosch está quitarse esa mala imagen, la fama de Dominguez Brito es imprescindible.
En el PRM, Guido Gomez Mazara desafió a nuestro Presidente Abinader. Las bases están muy descontentas con lo de los nombramientos (¿o ha cambiado algo?). El dirigente hijo de Maximiliano Gomez da donde es, prometiendo meterles al gobierno. De las desavenencias de la democracia: lo que gusta no siempre es lo que conviene a largo plazo.
Por su parte, el manejo de la crisis por parte de Abinader hasta ahora ha sido aceptable. Pasa el examen. Pero no olvidemos algo instrumental que catapultó -entre otros factores- al actual mandatario al poder: las bases del PLD se quedaron en sus casas.
¿Qué posibilidad tiene el PRM si eso no sucede otra vez? Dicen que en la política priman los mismos temas de siempre: comida, empleo y tierra. Ahora bien, es la corrupción un tema muy importante en la R.D. hoy.
¿Fue el no-voto de la base peledeista un voto discreto por don Luis? Hay una teoría: solo la corrupción acaba con la corrupción. Como todas, tiene pros y contras. Sin embargo, la veo útil para analizar este teorema.
¿Como la corrupción acaba con la corrupción? Sencillo: dice la teoría que los hijos de los corruptos, fruto de tener más oportunidades, acaban rechazando la corrupción. La última cifra que obtuvimos en un documento en la cual Vanderbilt University nos dice que ha crecido el rechazo a la corrupción en R.D. de manera sostenida. ¿Explica eso en parte la renuencia de algunos peledeistas a votar en las pasadas elecciones? ¿Es posible que algunos voten por don Luis, teniendo en cuenta que muchos peledeistas no han sido cancelados de sus puestos?
Está el voto duro del PRM. Están las alianzas. Y están las sorpresas. Una encuesta, no recuerdo qué tan reputable sea, dijo que más de un tercio del electorado quiere algo “diferente a lo que hay”. Es una noción mínima digna de entretener. Y claro, Leonel Fernandez levantándose.
¿Habrá segunda vuelta? Hace mucho que no hay una. Pero ha cambiado algo: retornamos al tripartidismo. Eso la posibilita. ¿Habrá gobierno compartido en el 2024?
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