Reflexiones sobre Dessalines y la historia de Haití
En una tarde cualquiera, un nieto dominicano se acercó a su abuelo con la curiosidad típica de la juventud y la necesidad de comprender el pasado. “Abu, ¿es verdad que un día como hoy Jean Jacques Dessalines mandó a matar a todos los blancos de Haití?”, preguntó, con la inocencia de quien confunde hechos históricos con rumores populares.
El abuelo, con la paciencia de quien ha visto crecer generaciones y conoce las complejidades de la historia, respondió: “Mio, ¿quién le dijo a usted esa vaina? ¡Deje de estar repitiendo disparates! Mira lo que pasó: antes de Dessalines, el poder estaba en manos de Toussaint Louverture, quien es familia de Trujillo y de Monseñor Nouel. Louverture había nombrado a muchos blancos y otros ya habían recibido un salvo conducto hacia la parte que hoy es la República Dominicana, porque muchos no estaban involucrados en la explotación de esclavos. Incluso había nobles escondiéndose de las guillotinas de Robespierre.”
El abuelo explicó que la radicalización de Dessalines se dio cuando Napoleón intentó retomar el control de la colonia. Fue entonces que sí mandó a ejecutar a muchos blancos, pero específicamente a aquellos franceses que defendían la esclavitud. Otros grupos, como alemanes, polacos e incluso franceses que eran leales a la Revolución Haitiana, fueron eximidos de la matanza. “Muchos de estos extranjeros no soportaban la brutalidad de la esclavitud impuesta por la burguesía parisina y, aquí entre nos, algunos prefirieron aceptar una pequeña tierra de Dessalines antes que volver a Francia a pasar hambre y miseria”, agregó.
El abuelo continuó señalando que incluso los aliados más cercanos de Dessalines terminaron volviéndose en su contra cuando su autoridad comenzó a perder control. Uno de estos fue Alexandre Pétion, mientras que su heredero, Jean-Pierre Boyer, quien era más claro que Sánchez, Dios le puso mas leche a ese café, o mas Café a esa leche, a según a quien se le pregunte, porque según otros Dios creo café y leche y fue en la tierra que se empezó a mezclar lo yin con lo yang, logró unificar la isla con la ayuda del presidente Bobadilla y de su esposa francesa, haitiana blanca.
Boyer, en contraste con la figura impredecible de Dessalines, era más claro y pragmático. “Yo creo que Dessalines, en el fondo, quería ser blanco también, pero ten cuida'o con eso...”, concluyó el abuelo, dejando al nieto reflexionando sobre la complejidad de los actores históricos y la ambigüedad moral que rodea la historia.
Este diálogo entre abuelo y nieto muestra que la historia no es simplemente una serie de eventos lineales y categóricos, sino un entramado de decisiones humanas, intereses contradictorios y contextos sociales complejos. Comprenderla requiere mirar más allá de los rumores y las versiones simplistas, reconociendo la humanidad, la política y las paradojas que marcan el pasado.
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