Sobre el discurso político.
Se puede ver al marxismo y al trujillismo como dos caras de la misma moneda. Como dos ideologías absolutistas y totalitarias. La misma vaina. La misma porquería. Algo para lo cual aplicaría la frase en ingles Same crap, different pile.
Yo estoy en desacuerdo. El trujillismo lo definiría como el sistema político y las costumbres políticas que surgen en la RD del Siglo XX sintetizando los males y viejas practicas nacionales mas dotándolas de bríos con lo mejor y lo peor de la época: praxis desarrollista e inspiración fascista al punto que hasta se dieron experimentos eugenésicos rudimentarios. Sumamos a esto el conjunto de ideas, o la sistematización del pensamiento, diseñada por intelectuales de la época como Balaguer y Peña Batlle para dotar al régimen de una ideología propia. Ellos dotaron al régimen de una construcción de la dominicanidad. Con mas éxito que los que han intentado hacer lo mismo en el postrujillato, según mas de un estudioso.
El marxismo en cambio es otra cosa, aunque bien es cierto que hay elementos en común entre el gobierno de Trujillo y el de Stalin. El marxismo como cuerpo teórico seria la cúspide del pensamiento científico y emancipatorio humano. Hay quienes creen que están criticando al marxismo y en verdad están criticando las manifestaciones de la ideología de derechas en experimentos autodenominados marxistas. Mas no trato mas esto porque no quiero que este escrito degenere en una discusión de si Chávez era bueno y malo.
Moishe Postone, el experto en antisemitismo, presenta los el discurso o los discursos antisemitas nazi como un discurso pseudoemancipador. Emancipador porque localiza al origen del mal social y pide su terminación, mas pseudo porque en la practica ese cuerpo discursivo obviaba responsables de los males alemanes.
Digo esto porque es natural y preordinado que el hombre ansíe discursos emancipadores con la misma intensidad que el naufrago ansia un trago de agua fresca. El ser humano es un ser libre. Somos insumisos desde que nacemos. ¿Qué es lo primero que hacemos cuando nacemos? Pues quejarnos, lloramos. Si el bebe pudiese hablar, tal vez diría que estaba bien en la barriga de mi mama, en ese ambiente cálido y seguro. ¿Por qué me sacaste?, preguntaría. Nuestra primera acción cuando venimos al mundo es expresar inconformidad. Esto va unido a nuestro instinto de supervivencia y superación. Antes del espermatozoide unirse al ovulo, nuestro derecho de gestarnos esta condicionado a ganar una carrera con un inmenso numero de participantes. Me parece nietzscheana la teoría.
He argumentado que Trujillo no era de derecha. Había elementos de régimen derechistas: el uso del terrorismo de estado para garantizar el beneficio de una elite por encima de una masa. No obstante eso, permitió el divorcio. Amplio los derechos de las mujeres en vez de utilizar la fuerza para preservar mas los privilegios de los machos. Escogió Trujillo en determinados casos aumentar su poder dando concesiones al “progreso” en vez de reprimiendo, es mi opinión. Y ni hablar de la movilidad social en esa época.
También hay que ver la contradicción en torno a la actividad sexual entre personas del mismo sexo: prohibieron la “sodomía” en la policía, mas en ese entonces (como relata Richard Lee Turits) era visto esto como una atrasada costumbre campesina. La izquierda postula por la modernidad por encima de la tradición. El sexo entre personas del mismo sexo era la tradición en este pueblo que no es ni el mas ni el menos católico de nuestra América Latina. La homofobia en este caso fue un discurso modernista y progresista de la ciencia por encima de la costumbres. Mas para fatídicos fines. ¿Contradictorio, eh? Métodos izquierdistas para fines derechistas. Creo es posible se da lo contrario también.
Están en la era de Trujillo también las personas no heterosexuales de clase alta que podían vivir de una manera que los inmortalizo en el imaginario colectivo dominicano a cambio de adherencia al régimen. Porque hay elementos como los privilegios y el amiguismo que anteceden el surgimiento de las categorías ‘izquierda’ y ‘derecha’ en el espectro político. Estas categorías fueron el fruto de las divisiones políticas de la convulsa Francia del siglo de las luces en torno a la monarquía.
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