La Reelección Presidencial y el Principio de la Alternabilidad: Una Defensa del Orden y la Continuidad
La República Dominicana, como toda nación que aspira a la grandeza y la estabilidad, ha recorrido un camino complejo en su búsqueda por conjugar el orden político con el progreso social.
La figura presidencial, más allá de su carácter temporal, representa la voluntad soberana y es el eje fundamental que guía el destino colectivo de nuestro pueblo. La historia ha demostrado que la continuidad en el liderazgo, siempre bajo la égida de la legitimidad y el respeto a las leyes, es condición indispensable para garantizar la estabilidad, el desarrollo y la paz social.
La reciente reforma constitucional, al prohibir la reelección inmediata, pretende evitar la concentración del poder; sin embargo, no puede ni debe menoscabar el principio fundamental de la soberanía popular. El pueblo dominicano, en ejercicio de su madurez cívica, debe conservar el derecho inalienable de reelegir a un gobernante que haya demostrado capacidad, prudencia y resultados palpables en beneficio de la nación. La alternabilidad es un principio valioso, pero no puede convertirse en un dogma inflexible que frene el avance ni que anule la voluntad mayoritaria expresada en las urnas.
Siguiendo la línea de pensamiento balaguerista, el orden y la legitimidad emanan no sólo de normas rígidas, sino del consenso social y del respeto al Estado de derecho. La verdadera democracia no se limita a cambios arbitrarios, sino que exige estabilidad y continuidad cuando éstas representan la mejor garantía para el desarrollo integral del país. Por ello, la posibilidad de que el presidente Luis Abinader, o cualquier mandatario con mérito comprobado, aspire a un nuevo mandato debe ser contemplada como una opción legítima, dentro de un marco constitucional que asegure transparencia, equilibrio institucional y respeto a la ley.
En definitiva, la República Dominicana debe hallar un justo equilibrio entre la alternancia y la continuidad, de modo que el crecimiento sostenido y la estabilidad institucional no sean sacrificados en aras de formalismos constitucionales que, en última instancia, deben servir al interés supremo de la nación. En palabras sencillas, si el marco constitucional puso un candado, el pueblo, consciente y con mérito, debe tener en sus manos la llave para abrirlo, garantizando así el derecho a elegir libremente a quienes consideren más aptos para conducir el país.
En este sentido, el Partido Esperanza Democrática se erige como la voz de los dominicanos que anhelan un país justo, transparente y próspero. Nuestra misión es trabajar con honestidad y compromiso para construir un futuro en el que todos tengan igualdad de oportunidades, donde la democracia sea fuerte y los derechos de cada ciudadano plenamente respetados. Con propuestas claras y un liderazgo decidido, reafirmamos nuestra esperanza en un cambio real para la República Dominicana.
Bajo el liderazgo de Luis Abinader, el partido ha impulsado un modelo de gobernanza que combina crecimiento económico sostenido con un rostro humano atento a las necesidades del pueblo. La reelección del presidente no solo constituye un ejercicio legítimo de la democracia, sino que representa la oportunidad de consolidar las reformas institucionales que demandan los tiempos modernos, garantizando un Estado eficiente, justo y responsable, capaz de ofrecer desarrollo con equidad social.
Negar esta aspiración sería truncar el progreso logrado y limitar la esperanza depositada por miles de dominicanos en este proyecto político. Por tanto, defender el derecho a la reelección de Luis Abinader es defender el derecho del pueblo a elegir el liderazgo que mejor representa sus intereses, que ha demostrado capacidad para transformar realidades y que se proyecta como garante de la estabilidad y la prosperidad.
Así, el Partido Esperanza Democrática se reafirma como la fuerza política que encarna la esperanza y la estabilidad, apostando por un crecimiento con rostro humano y una gobernabilidad que inspire confianza, respeto y participación ciudadana, en un país que aspira a ser modelo de progreso y dignidad en la región, respetando con base en la soberania popular y el principio de la legalidad democratica su derecho a reelegirse.
Eclesiastés 3:1
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora"
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