Sunday, December 29, 2019

Sobre la realidad y el deber




   Hoy  pensé mucho en Salvador Allende (ver nota 1). Aquel que dijo “yo no tengo sangre de mártir” para acabar inmolándose por la causa de la mejor distribución de la riqueza y la consolidación de la dignidad. He considerado el llamado a la política, que es lo mismo que decir la vocación política, en cierto sentido una maldición. 
 
          Es sin dudas una bendición, aclaro. Mas, esta lleno ese camino de elementos malditos como la soberbia y ambición que daña. El mal existe. Confío que Dios no nos da mas de lo que podemos manejar. No obstante, reitero con sinceridad, es una bendición que a veces parece una maldición. Me pregunto que dicen los hindúes respecto a ese llamado, ellos con un sistema de símbolos tan elaborado sobre el porque de las cosas.

¿A cuántos dominicanos a los que su familia les han dejado y dejaran un dinerito no les gustaría irse a disfrutar de sus cuartos impunemente para Miami? ¿Ir a coger sol, bebiendo coloridos tragos alcohólicos en una entrega al hedonismo que no tiene que ser desmedida? Creo que a muchos. Mas, el deber llama a algunos. A quien mucho se le dio, mucho se le exigirá. Es importante, en fiel imitación a Cristo, cumplir con nuestro llamado. Bien es cierto que podemos resistir temporalmente el pedido divino, como recoge la Biblia intentó hacer Jonás. Mas, en esa misma historia, vemos que Dios tiene sus métodos.

En el siguiente texto, pretendo tratar tres temas. El primero es la relación entre la teología y el fisicoculturismo. El segundo es la herida ancestral haitiana. El tercero es el paganismo árabe, o la religión de la Arabia preislámica. Concluiré con una breve consideración transdisciplinar sobre la unidad tras estos tópicos. Incluiré una cita y, como de costumbre, algunas fotos para acompañar el tema. ¡Empecemos!

Parte 1

Hablan los detractores de la fe cristiana de la culpa como un componente importante de ese credo. Cuando me embarque en mi proyecto de fisicoculturismo, tras mi reacercamiento a Dios que empezó en el verano del 2016, la sentí. Aprendí que habían músculos centrales en el cuerpo, y otros que en un sentido no tienen función y se trabajan porque trabajados son estéticamente bellos. Ejemplo de eso ultimo es el bíceps, que esta en el brazo. Ese es el que sacaba Popeye cuando comía espinacas en las caricaturas.

De inmediato, con lo poco que sabía, comprendí que para tener un cuerpo que me pareciera mas bonito debía trabajar arduamente ambos músculos. Primero, los que “le sirven a mi cuerpo”. Segundo, los de la vanidad como se le llama a ese grupo que se trabaja por belleza. Entonces, empezó ese dialogo interno sobre lo que esta bien y lo que esta mal que tan frecuentemente tengo. Me dije que, tal vez, si estaba empecinado en ser mejor cristiano, no debería trabajar los de la vanidad porque la vanidad no es buena. Tal vez, un programa que solo trabaje los funcionales era lo que debía trabajar, así termine viéndome como un hombre fuerte en vez de un modelo atlético como los de la portada de la revista Men’s Health. Me hice el chivo loco por unt tiempo, no obstante. Después de todo, ¿qué hombre no quiere un cuerpo como el de Zac Efron en la película Baywatch?

Un día, no obstante, me surgió la inquietud otra vez de si lo que estaba haciendo estaba bien o estaba mal. Decidí sentarme a escribir, y apunte algunas observaciones que compartiré en este escrito sobre el ser cristiano y el ser fisicoculturista.

Mi primera pregunta fue si era esta interrogante una cuestión en el cristianismo primitivo. Tal vez estaba muy influido por el advenimiento del ascetismo. El mensaje de Jesús fue desarrollado por Pablo. Este incorpora principios tanto judios como romanos y griegos al mensaje de ese rabino tan sabio a quien llamamos Cristo. Fiel a sus orígenes, el cristianismo se nutrió y se sigue nutriendo de diversos influjos ideológicos. Hay evidencia, por ejemplo, de que la practica de usar cuencas como las del rosario, fue heredado de otra cultura que las empezó a usar primero. 1 Cor 10:23 dice Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica. Asimismo, 1 Tes 5:9 dice Examínenlo todo; retengan lo bueno.

No veo como contraria al evangelio esta mezcla tan misteriosa que pario lo que es la fe cristiana hoy. No obstante eso, algunos de los influjos entiendo pueden verse como elementos no provechosos y que por ende no hay que retener. Los ejemplos abundan. Digo esto porque con el ascetismo podemos condenar el afán fisicoculturista. Mencionado sea de paso, hagamos memoria de que no es lo mismo lo que estamos tratando que la bigorexia, que es una enfermedad.

Díganme ustedes, ¿El ascetismo: es bueno o es malo?. Tal vez este en el camino de algunas personas. Posiblemente este a medias, en el camino de otras. Para el que no lo sepa, entiendo por ascetismo la doctrina que busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales.

Viendolo de un modo, la consecución y el disfrute de un cuerpo que la generalidad juzgue en su escala arbitraria como un 10/10 suena poco ascético. El esteta (persona que antepone la belleza a cualquier otro valor) luce como la contraparte del asceta. Mas, ¿y si tras bambalinas están combinados los ascetas y estetas de hoy?

Acompáñenme en el desarrollo de estos siete puntos:

1)   Esta el desorden del comer compulsivamente, o la adicción a la comida. Para ello existen terapias y grupos de ayuda como Comedores Compulsivos Anónimos. Este ultimo prescribe tradicionalmente abstinencia completa de “alimentos disparadores” como alcohol, harina y azúcar.  Dicho desorden es el opuesto diametral al ascetismo. Esta el viejo adagio del mundo del ejercicio “You cannot outexercise a bad diet”. O “No puedes ganarle a una mala dieta con ejercicio”. Hay quienes presentarían el caso de quienes comen “lo que le da la gana” y tienen buen cuerpo. Son la minoría y una dieta chatarra es mala para la tez, la salud, las ojeras. ¡Tarde o temprano la vida cobra ese estilo así no sea con mas grasa corporal de lo visualmente apetecible hoy día!.

2)   El físico culturista y el cristiano, juntos, deben aprender a no buscar el placer en la comida y en los manjares suculentos sino en Dios: oración, meditación, adoración, sacramentos como la confesión, etc. Si es ateo el fisicoculturista, pues que se ponga a leer de física cuántica en vez de a perder el tiempo. Así glorifica a Dios. Como no lo glorificamos ni creyentes ni no creyentes es perdiendo el tiempo. Comer por compulsión, buscar escapar del estrés y la ansiedad mediante bocados gustosos, es una pésima manera de perder el tiempo que mata.

3)   Algunos dirán “ah, entonces ¡no hay que comer compulsivamente! ¡abstenerme de hacer eso es lo que me acercara a Dios!”. Mas ahí esta la Organización Mundial de la Salud recordándonos que debemos hacer ejercicios de resistencia (pesas o calistenia) en adición a los cardiovasculares (bailar, correr, saltar la cuerda).

4)   Recordemos que el asceta busca placer, solo que un placer bueno juzgando otros placeres de malos. Esto podemos complementarlo con las enseñanzas del bautista reformado John Piper sobre hedonismo cristiano en su libro Deseando a Dios.

5)   ¿Qué es el fisicoculturismo? Es una actividad que definiría, de manera simple, como la ciencia y arte de modificar nuestros niveles de masa muscular y grasa corporal hacia el rango que deseemos. El esteta se embarca en el fisicoculturismo en busca de placer. ¡Y este es un placer que va a requerir. ascetismo, o la renuncia de placeres!. Ciertamente, todos buscamos al final placer. Hay místicos cristianos que han comparado la unión con lo divino con el orgasmo. Algunos placeres, como ese, requieren la renuncia de placeres. ¡Me atrevo a afirmar que algunos placeres son buenos y otros son males rechazando cualquier relativismo moral que afirme lo contrario!

6)   Abstenerse de comer compulsivamente acerca a Dios. La gula es pecado. Hay un teólogo que siguiendo los lineamientos de Ireneo define al pecado como lo que nos aleja de Dios. La gula es una forma de idolatría. Idolatría es colocar algo en el lugar que debe ir Dios.  La gula es poner la comida en el lugar donde va Dios. La adicción es una forma de idolatría, teológicamente hablando, afirma Edward T. Welch. Sostengo diferencias importantes tanto con Piper como con Welch. Considero, no obstante, hay valor en su trabajo.

7)   El fisicoculturista debe aprender que comer por placer en su tiempo libre, como ya hemos dicho, no es un uso provechoso de tiempo. Esto me lo encuentro profundamente cristiano. En ese sentido, la disciplina que requiere el transformar nuestro cuerpo a voluntad positivamente me la encuentre bien cristiana. ¡Hasta puritana! Recordemos, como describe el sociólogo Max Weber, que los puritanos prosperaron tanto porque su religión les enseñaba dos cosas: que la vocación laboral la da Dios y que el excedente monetario de las actividades económicas es para reinvertirlo en vez de bebérselo/jugarlo/comérselo.

Quiero volver a tocar un punto nueva vez, porque de verdad me esta taladrando el cerebro esa inquietud. ¿Puede el fisicoculturismo conducir a la vanidad? No pretendo que este escrito sea un análisis exhaustivo sobre la relación entre el fisicoculturismo y la virtud. Ahora bien, daré una opinión sobre el tema, yo que tengo mis virtudes y mis defectos.

Pongamos un ejemplo. Una persona que padece de alcoholismo fue internada por un problema hepático. El doctor le dice que el hígado se le va a reventar si no deja de beber. Fulanito entonces busca de Dios, busca de la medicina, busca de la filosofía y ¡Eureka!. Al cabo del año, fruto de su esfuerzo, el doctor le felicita y le dice “Usted tiene el hígado sano!. Fulanito se alegra muchísimo, le da las gracias a Dios, y llama con mucha felicidad a sus seres queridos para darle la noticia. Ve a otra persona que padece alcoholismo tirada en la calle camino a su casa. Se alegra porque, a pesar de que debe de tener cuidado, ha hecho un esfuerzo fructífero por sanar. De inmediato, decide compadecerse de ese prójimo y ora por el con su cónyuge esa noche.

¿Hay soberbia ahí? Comparte sus logros porque le dan alegría y le agradece a Dios por ellos. Veo paralelo con el caso del fisicoculturista. Trabajarse el cuerpo es un derecho y un deber sagrado. Hay que ver cuando la alegría por los logros pasa a ser pecaminosa, cuando nos empieza a alejar de Dios, cuando se torna en soberbia.

Vale la pena mencionar que, en todo caso, la OMS prescribe ejercicios de resistencia y es imposible trabajar el grupo de músculos funcionales sin tocar los músculos de la vanidad. Tal vez el problema este con quien nombre partes del cuerpo como el bíceps “músculos de la vanidad”.

No creo que trabajarse los bíceps sea un pecado (aunque como todo lo bueno, puede traer lo malo). Intentar ser mas bellos es parte fundamental de lo que nos hace humanos. Por algo nuestros antepasados tainos se ponían bija en la cara para embellecer el rostro.

Además, el Cristiano debe estar fuerte y en salud. Listo para defender a su patria, aunque esta como contraparte el pacifismo Cristiano. Algunos han dicho que el pacifismo es cobardía. Eso podemos analizarlo. Yo no soy pacifista. San Agustín elabora sobre el trágico fenómenos de la guerra y entiende algunas son justas. Si, tal vez una parte muy significativa de las guerras obedecen a los intereses egoístas y materiales de una clase social. Mas no creo que todas obedezcan a eso.

De ahí se desprende que el cristiano deba estar listo para servir a su patria. El cristiano debe estar fuerte y en optima condición física. Listo para defender a los suyos: su familia, sus hijos, sus ancianos, su propiedad y su país. De ahí, que mas que un derecho, el acondicionamiento físico es un deber sagrado.

Trabajarse el físico es una acción buena. Hay acciones buenas que dan orgullo. Ejemplos serían el esmerarse en el ámbito laboral y académico, cuidar la salud, y el hacer buenas acciones. Unos pueden, incluso sentir orgullo por rasgos que no escogieron conscientemente: el país en el que nacieron, la religión a la cual pertenece, el país de sus antepasados. También, esta el sentir orgullo por identidades escogidas: una iglesia escogida conscientemente, un partido político en el cual una persona escogió militar, la marca de jabón se consume, la comida que se come, etc.

Ciertamente, el orgullo es algo que entiendo vital hay que trabajar cuando se trabaja el tema sobre el ser cristiano y el estar entregado al fitness. Después de todo, lo que me molestaba respecto al tomar acciones concretas para incrementar mi belleza era que podía conducir al orgullo. La flébil épica sobre el sicofante ángel caído de la gloria que ilustra el origen del mal en nuestra sociedad, la historia de Lucifer, sitúa al orgullo como la raíz de todos los males de la humanidad. Al amor al dinero se le da trato igualitario en la Biblia, mas ¿cuántos no caen en la avaricia por el orgullo? El orgullo es tal que han habido papas que lo han calificado como el peor de los pecados.

Encontré un articulo del Dr. Timpe, filosofo cristiano de Calvin College. Lo escribió en conjunto con el Dr. Tognazzini, sicólogo moral y teórico del libre albedrio en Western Washington University. Ellos argumentan que hay orgullo bueno y hay orgullo malo. 

Nota 1: Empece este articulo el 28 de diciembre del 2019. 

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(continuará). 


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